Estas tareas se enmarcan dentro del plan director de conservación preventiva de las vidrieras de la Catedral, que se ha ido adaptando con la experiencia acumulada a lo largo de los años.
La Catedral ha intervenido sobre estas dos piezas del siglo XVI por su "estado deficiente" y "daños severos", así como por el "peligro inminente de desprendimiento de algunas de las lascas de pintura".