¿Es el fin del procés independentista?

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El tema de los mensajes de Puigdemont, captados por las cámaras de Telecinco, y que el receptor de los mismos, Carlos Comin de ERC, parece facilitó su captación, han puesto en evidencia una profunda división entre los dos grandes partidos independentistas, PDECAT y ERC, dos formaciones que desde la proclamación de la República Catalana y la posterior detención de unos y la fuga de otros, parecen tirar cada uno por su lado.


Ya hace tiempo que un servidor, en concreto desde que Artur Mas, se declaró independentista, no ha acabado de entender que el partido representante de la pequeña y mediana burguesía catalana, se volcara hacía en independentismo, cuando todo el mundo sabe que la mayoría de sus representados, de ninguna manera se declaran como tales, por una simple cuestión que ninguno de ellos como buen empresario, está dispuesto a perder, aunque sea una parte minoritaria de su cuota en el mercado español. Dicho esto no es de extrañar que cuando Puigdemont, hace su lista para presentarse a las elecciones del pasado 21D por lo libre, sin tener en cuenta para nada a su partido político, en cuanto muestra una cierta posición de debilidad, como se puede deducir, del contenido de los famosos mensajes, los marginados del partido salten e intenten retomar las riendas del PDCAT, para devolverlo a la posición de lo que es su normalidad.


Por tanto el resultado de la situación actual del independentismo catalán a tres meses de la fallida declaración de independencia, es de una profunda división dentro del propio PDECAT, como se deduce de las expresiones de su líder actual Marta Pascal, y de este partido con ERC, mientras que la CUP el tercero en discordia, que ha obtenido unos pobrísimos resultados electorales con solo 4 diputados al Parlament, si bien se define por continuar con la posición de enfrentamiento con el estado, parece que ya poco influye en la situación actual.


Por otro lado, las declaraciones de los que han sido detenidos, incluidos los que han obtenido la libertad bajo fianza, en sede judicial, parecen ser partidarios de abandonar la opción unilateral y se declaran partidarios de conseguir sus objetivos a través del consenso con el estado español.


¿Significa esta situación, que estamos ante el final del llamado procés independentista? No lo creo, al menos de manera inmediata; 2.100.000 catalanes el pasado 21D engañados o convencidos, votaron las opciones independentistas; y no es previsible al menos a corto plazo que se rindan a las nuevas propuestas que hacen algunos de los líderes, de hecho aunque Puigdemont en sus mensajes, reconozca que han perdido en su confrontación con el estado y que este haya resultado vencedor indiscutible, en particular porqué son gente a la que han estado, durante años, bombardeando con mensajes y lemas donde se indica que solo con la independencia, Catalunya tiene futuro y que el estado español está débil y se le puede tumbar con nada; por lo que es difícil que de un día para otro cambien de opinión, aunque se les dé un baño de realidad.


Otro dato a observar y tener en cuenta, es que si bien los antiguos líderes, hoy encarcelados, de las dos principales entidades ciudadanas independentistas, Omnium Cultural y Asociación Nacional Catalana, predicaban la lucha pacífica y la no violencia un día sí y el otro también, los nuevos líderes no dicen ni pio sobre este tema y así en la última concentración ante el Parlament de Cataluña el día del frustrado pleno de investidura, se rompieron candados, y tumbaron las vallas, obligando a los Mossos de Esquadra a intervenir con cierta contundencia, aunque si vale decir que el actual responsable de la ANC, se desmarcó de estos incidentes, atribuyéndolos a los denominados Comités de Defensa de la Republica (CDR)


Mientras escribo estas líneas oigo a un “opinador” independentista, decir que en un futuro inmediato va a constituirse un nuevo partido que aglutinará todo el independentismo, cargándose el PDECAT y ERC. que se presentará a una nuevas elecciones y que arrasará en Cataluña, imponiendo la independencia, por la fuerza si es necesario. No estoy de acuerdo, con esta opinión aunque si temo que el independentismo a partir de ahora tome una deriva pro violencia, arguyendo la legítima defensa , que aunque lo dejaría sin duda en una posición minoritaria, electoralmente hablando, si podría perjudicar gravemente la recuperación económica de Cataluña y de rebote al resto de España.


Claro que todo puede cambiar, si el sentido común se acaba imponiendo y el independentismo es capaz de aceptar que ha fracasado en sus planteamientos, intentando configurar un especie de gobierno de concentración en Cataluña, para recuperar la posición como motor económico de España que siempre ha tenido este país. Si por otro lado en España, el Partido Popular pierde el poder y un PSOE renovado, lo asume con planteamientos de progreso, puede ser efectivamente estemos ante el final de un esperpéntico procés independentista.

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