Conciencia de clase

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Dicen los que entienden, que hoy los individuos en la sociedad occidental han perdido la conciencia de clase y en consecuencia su capacidad reivindicativa a la hora de defender sus derechos. De hecho esto ha sido el objetivo perseguido ancestralmente por el capitalismo, con el fin de desmantelar la estructura de su oponente, el socialismo.


Hoy ya nadie habla de lucha de clases ni tan solo los que aun se tildan de comunistas, salvo los más viejos del lugar, que desde una posición altamente crítica con las actuales formaciones políticas de izquierda, se siguen considerando de pura estirpe obrera y reivindicadores de la dictadura del proletariado, en particular desde octubre del pasado año cuando se celebró el centenario del inicio de la Revolución Rusa de 1917.


El capitalismo ha conseguido que los obreros se avergüencen de serlo, y no solo se reivindiquen como clase media, sino que renuncien a sus derechos y mejoras sociales conseguidas, en pro de la aspiración a un enriquecimiento rápido que les permita pasar, de simple clase media a la clase media alta; un enriquecimiento que a la gran mayoría nunca le llega, pues su acceso es como una especie de tómbola, en la que muchos juegan pero pocos se llevan el premio gordo de verdad, aunque muchos si, la muñeca Chochona, una baratija reclamo a los clientes para seguir jugando.


Es verdad y así debemos reconocerlo, el mundo ha ido cambiando y que la ortodoxia de la revolución rusa, por ejemplo, hoy día no tiene aplicación, el propio Marx, ya preveía unos estadios en la evolución capitalista, muy distintos a los que había en su época, por lo que el mismo confesaba que su obra cumbre, El Capital, no era una obra concluida si no la base de pensamiento con la que evolucionar a tono como lo haría el capitalismo


Hoy sin duda el capitalismo está plenamente en su fase imperialista, la primera potencia económica del mundo, está gobernada, no por un político si no por un multimillonario, que pretende dirigir los Estados Unidos de la misma forma que dirige su consorcio de empresas. En la Rusia post soviética, una oligarquía de carácter mafioso, ha encontrado en Putin un líder carismático que les permite seguir manejando los hilos, de la que fue la segunda gran potencia mundial, en base a la desigualdad y con una cuarta parte de su población en la miseria más absoluta si derechos sociales ninguno. En los países de la UE, el nacionalismo disgregador, está adquiriendo nuevos vuelos, y en buena parte de los países miembros, o bien ya ostentan el poder, como (Hungria, Polonia, Austria) en otros las formaciones que representan esta ideología, son las segundas o terceras fuerzas en los respectivos parlamentos. (Alemania, Holanda, Francia, Belgica, Suecia, Dinamarca, Finalandia) En Gran Bretaña el anti europeísmo ha conseguido imponerse hasta el punto que están negociando su salida de la UE.


Mientras la clase asalariada, que en la mayoría de los países citados, sigue en el limbo, perdiendo derechos sociales y retrocediendo a pasos agigantados en el progreso colectivo que los últimos 70 años había conseguido, mientras que los partidos y formaciones políticas, como es el caso del PSOE en España que intentan poner de manifiesto el engaño que se está haciendo a los ciudadanos, son denostados desde la derecha y desde su izquierda, no sea que las mayorías huelan el percal y se rebelen para derrocar la contra revolución que desde los años 90 del pasado siglo el mundo civilizado está viviendo.


Es un peligro cuando los ciudadanos pierden su consciencia de clase y se creen la falacia que con su habilidad o listeza pueden convertirse en poco tiempo en élite, pues dejan de luchar por el progreso de la sociedad en conjunto, para conseguir como máximo ser los esclavos favoritos del poder real. ¿Cómo sino explicar que en España, un 30% de los votantes del PP sean jubilados a los que este partido ha recortado su pensión, les hace pagar sus medicamentos y les hunde la sanidad pública, con listas de espera larguísimas que en muchas ocasiones representan para ellos su muerte?


Los ciudadanos hemos de recuperar nuestra consciencia de clase, hemos de ser conscientes que vivir de un sueldo o de una pensión que depende de los sueldos de los que trabajan, no nos otorga privilegio alguno, sino todo lo contrario y que solo alcanzando el poder real, como colectividad, podremos estructurar un futuro estable de progreso para nosotros y las generaciones que nos siguen.


Pensad que somos muchos más que ellos, seamos conscientes que nuestra fuerza reside en permanecer unidos, y que la socialdemocracia fue capaz de levantar una Europa hundida, terminada la II Guerra Mundial.

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