Federalismo, el terror del nacionalismo

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Cosme modolell 3Los catalanes en primera instancia y el resto de los españoles a continuación hemos vivido estos últimos años el enfrentamiento entre nacionalistas de uno y otro signo en toda su crudeza; donde las opciones que predicaban la reconciliación han sido marginadas y unos y otros se han enzarzado en una cruenta batalla de la que solo podía salir un vencedor con la humillación y sometimiento del perdedor.

Una de las partes, el nacionalismo español y su máximo representante el Partido Popular, inmerso en la corrupción más absoluta, ha sido expulsado de su área de poder, el gobierno de España y su delfín, Ciudadanos, que aspiraba a sucederle en unas próximas elecciones, ha visto desvanecerse de la noche a la mañana sus opciones de alcanzar el poder y con ello la posibilidad de seguir manteniendo, la lucha entre nacionalismos en nuestro país.

Tan solo en Cataluña, la opción ultranacionalista identificada hoy con el independentismo a ultranza, pese a un retroceso en la últimas elecciones ha conseguido mantener la mayoría absoluta en escaños, con la suma de las tres opciones (PDECAT, ERC i CUP). Con todo y después del acceso a la presidencia del Gobierno del estado de Pedro Sánchez, todo parece indicar que el ultra nacionalismo catalán empieza a retroceder y en unas próximas elecciones autonómicas, no conseguiría la mayoría absoluta que hoy tiene, a favor de la opción que predica la reconciliación de la sociedad y con una solución del conflicto sin vencedores ni vencidos, como es el PSC y una buena parte de los llamados Comuns.

Visto pues el fracaso de la confrontación entre nacionalismos, que se ha saldado con la clara derrota del nacionalismo catalán, aunque Artur Mas se resista a reconocerlo y que tan solo ha conseguido evitar la humillación y el escarnio del derrotado, por encontrarse la máxima representación del nacionalismo español, inmerso en el lodazal de la corrupción y a los buenos auspicios del PSOE y el PSC, que han frenado cualquier intento de represalia en forma de suspensión de la autonomía catalana, no solo por parte del PP sino también de Ciudadanos; es de esperar que la mayoría del electorado catalán haga un giro de 90º y se situé de nuevo en la moderación y se intente promover dentro de la legalidad las reformas constitucionales pertinentes para convertir España en un verdadero Estado Federal, donde no sea necesario para nadie plantear la secesión como método de alcanzar la senda del progreso, por parte de ninguno de los pueblos que la componen y donde los roces y conflictos se resuelvan siempre dentro del marco del dialogo la negociación, el pacto y la voluntad manifiesta de seguir remando juntos y en la misma dirección.

Soy consciente, que la solución federal que propongo, es vista con pavor por el nacionalismo, sea del signo que sea, Ciudadanos por ejemplo, que se nos presenta como el liberalismo puro y no contaminado, alejado del neoconservadurismo del Partido Popular,. En la cuestión territorial, se manifiesta si bien no con palabras si con sus hechos, en el ultranacionalismo español más absoluto, hasta el punto de plantear como ha hecho recientemente, modificaciones en la ley electoral española, no para hacer un parlamento más representativo sino para eliminar la presencia de los nacionalismos periféricos, proponiendo un mínimo del 3% de los votos a nivel de todo el estado, para poder acceder a los escaños del Palacio de la Cortes.

Debemos pues concluir, que la llegada del PSOE con Pedro Sánchez, a la Moncloa, va evitar de entrada el incremento de las filas independentistas en Cataluña, cuestión en la que Mariano Rajoy era un especialista único, con su manera de tratar el tema. Las nuevas formas que se apuntan desde el actual gobierno español, estoy convencido que van a conseguir precisamente el efecto contrario, y algunos que hoy están en las filas independentistas, aunque no muy convencidos, van a regresar a las de la moderación y el federalismo, al igual que otros que se pasaron al nacionalismo español de Ciudadanos, temiendo que el federalismo acabara en los brazos del independentismo.

Siempre habrá irreductibles en uno y otro bando del nacionalismo, pero si conseguimos que no sumen para mantener el poder en Cataluña, del mismo modo que hoy ya no lo están en España, la solución al tema será más pronto que tarde, y como debe ser, sin resentimiento de los vencidos ni la prepotencia de los vencedores.

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