El racimo de uva más grande del mundo está en Los Palacios y Villafranca

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Uva palacios

Los Palacios y Villafranca ha batido un nuevo récord mundial gracias al racimo de uva más grande del mundo, cultivado por el agricultor palaciego Sebastián Gómez Falcón, con un peso de 10 kilos y 120 gramos. Así lo ha certificado la Guinness World Récords que vuelve a reconocer la calidad de la agricultura palaciega, ya que el 15 de junio de 2013 también obtuvo el Récord Guinness a la mayor fritá de tomate del mundo con un peso de 2.662 kilos.


El racimo de uva en cuestión fue el ganador del tradicional Concurso de Uvas, Sandías y Calabazas de 2018, que cada año organiza la Delegación de Agricultura del Ayuntamiento palaciego con motivo de la festividad de la Patrona de Los Palacios y Villafranca, Nuestra Señora de las Nieves.


Con el racimo del manchonero palaciego Sebastián Gómez Falcón se bate el récord que hasta el momento ostentaba un racimo de uvas cortado en Chile en el año 1984, con un peso de 9 kilos y 400 gramos. "Mi familia y yo estamos muy contentos con esta noticia y estamos deseando de presentar un nuevo racimo en el concurso del próximo 3 de agosto...a ver si podemos batir de nuevo el récord", afirmaba el agricultor palaciego.


Para el alcalde de Los Palacios y Villafranca, Juan Manuel Valle (IP-IU), "este récord es un excelente reconocimiento para la historia y el prestigio de la uva de Los Palacios, y pone de relieve la calidad de los productos de nuestro campo y la entrega de nuestros agricultores".


Con una extensión dedicada al cultivo de la uva de más de 350 hectáreas, la producción de uva en Los Palacios y Villafranca superará los 4 millones de kilos durante la campaña de 2019, con algunos racimos tan espléndidos, dulces y hermosos como los de Sebastián, que a buen seguro intentará batir de nuevo su récord en el concurso de este año.


Historia de la "Uva de Los Palacios"

La tradición vinícola y bodeguera de Los Palacios y Villafranca es antiquísima. Se remonta muchos siglos atrás, pues desde la época romana, cuando todavía ni tan siquiera existía el primitivo núcleo poblacional, se cultivaban vides en las tierras que conforman nuestro actual término. El campo de Los Palacios y Villafranca ha sido, históricamente, muy propicio para el cultivo de la uva. Lo acredita así el hecho de que ya en el año 1501, cuando el Ayuntamiento de Sevilla otorgó la Carta de poblamiento para fundar Villafranca de la Marisma, figurase entre las condiciones ofertadas a los vecinos que vinieran a poblarla el número de viñas que estos tendrían derecho a cultivar, dentro de la explotación agrícola que se les concedería. En los siglos XVI, XVII y XVIII fueron muchas las pipas de vino porteadas, mediante carretas, hasta los embarcaderos sevillanos y gaditanos para llevar vino de este pueblo en las embarcaciones que se dirigían rumbo a América.


En el pasado, existieron importantes bodegas tanto dentro de su caserío urbano como por los campos de la zona de "las Arenas", que no es tierra de Marisma. Precisamente, estas Arenas, ayudadas por las condiciones climáticas del entorno, propician el óptimo desarrollo del cultivo de la uva, cuyo fruto alcanza un grado de dulzor singularísimo, como puede paladearse en su famosa mistela. Al igual que el tomate, el producto de la uva también ha sido siempre de máxima calidad y muy precoz en los mercados, debido precisamente a la gran oscilación térmica que atesora el clima de esta zona.


La vinculación del campo palaciego con Jerez de la Frontera y los puertos gaditanos ha sido muy estrecha. En la época de la invasión francesa (1810-1812), los ocupantes franceses introdujeron al municipio dentro de la Prefectura de Jerez, formando parte de su comarca. Luego, avanzado ya el siglo XIX, el campo de Los Palacios y Villafranca escapó de la filoxera, debido a la escasa altura que mantienen estas tierras con respecto al nivel del mar. En consecuencia, se salvaron todos sus viñedos, por lo que grandes centros productores de Jerez de la Frontera consumían casi toda la producción vinícola del término. En 1921, la vid pasó a formar parte del escudo municipal, sustituyendo a la palmera, simbolizando así la importancia económica que ha entrañado este cultivo en la historia de Los Palacios y Villafranca.


Desde el antiguo mercado local del Palenque municipal, donde también se vendían las cargas de uvas, este producto pasó a ser exportado por la Cooperativa de Las Nieves, como empresa pionera de su comercialización hacia el exterior. Después, surgieron ya otras cooperativas y empresas privadas. En la década de 1980 comenzó a comercializarse en mercados de centro Europa, como Alemania, Francia y muy especialmente Holanda. También ha habido siempre muchísima demanda de este producto desde Portugal. Las antiguas variedades de uvas eran la Cardinal y Airén, así como la Moyar. Ahora hay nuevas variedades, cultivadas en parrales, adaptadas ya a los nuevos gustos de los consumidores actuales. Entre ellas la, "Cardinal clon 80", "Uva black magic", "Victoria" y "Michele Pallieri", entre otras. La uva ha pasado de ser un cultivo prácticamente de secano a cultivarse con riego por goteo, después de que se hayan modernizado las explotaciones agrícolas palaciegas.


La calidad de las uvas de Los Palacios quedó inmortalizada con la legendaria letra del uvero: "Uvitas negras de Los Palacios / comen las niñas dulce y despacio."

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