El papel de los enfermeros en el paciente oncológico

El cáncer es una enfermedad cada día más frecuente por lo que las personas necesitan toda la ayuda posible para conocer los síntomas básicos y conseguir un diagnóstico precoz, además de cuidados y trabajo psicológico.

Actualmente, la enfermería juega un papel fundamental en los pacientes oncológicos ya que estos profesionales se encuentran en contacto permanente con la enfermedad a través del cuidado del enfermo, la medicación o los tratamientos, por lo que cuentan con el conocimiento y la experiencia necesarias para proporcionar no sólo actuaciones paliativas propias de la profesión, sino también ofrecer apoyo psicológico y una perspectiva diferente de esta enfermedad, ayudando a los enfermos a comprender mejor su situación.

En este sentido, hay que destacar que, de forma general, el diagnóstico de cáncer siempre se asocia con la muerte, pero esto no es cierto ya que cada vez existen más avances médicos para solucionar esta enfermedad. Por ello, en el caso que se descubra que una persona padece cáncer, el/la enfermero/a le dejará la libertad de expresar lo que siente y reconducirá su actitud para que logren ver que es una enfermedad curable en un alto porcentaje actualmente.

El profesional de enfermería conoce también los síntomas generales a tener en cuenta para sospechar que pueda darse un caso de cáncer. Pérdida de peso inusual, sangrados por distintas vías sin motivo justificado, fiebre recurrente, tos o ahogos que no ceden, bultos o cambios en las mamas en la mujer, etc. son algunos de ellos. Cuando el/la enfermero/a se encuentra ante un paciente que consulta un síntoma de los anteriormente mencionados, debe alertarlo pero siempre haciéndole comprender que solo es un síntoma y que no por ello se padece la enfermedad. Se trata en definitiva de explicar y desdramatizar en su justa medida la situación de cada persona.

Por último, queremos lanzar un enfoque positivo para quien está padeciendo Cáncer: estamos en la línea de la curación pero, en el caso de no poder erradicar la enfermedad, vamos en el camino de permitir al paciente vivir como una enfermedad crónica cualquiera, con sus altos y bajos, pero sin duda controlable.