​Andreíta, cómete el pollo

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El doctor en periodismo y ex político Rafael Yanes nos narró cómo cuando Napoleón se trasladó a Francia desde la isla de Elba un periódico parisino, El Constitucional, titulaba “El sanguinario ogro ha abandonado su guarida”. Días después desembarcaría en un puerto de la costa mediterránea y el titular fue “El bandido de Córcega está en Francia”. Al emprender la marcha por tierra hacia la capital francesa se pudo leer “Bonaparte se encamina hacia París”. Tres días después el titular era “Napoleón prosigue su avance triunfal”, al cuarto “Mañana hará su entrada en París el emperador” y finalmente el titular a cuatro columnas fue “Su Majestad Imperial ha llegado a la capital de sus Estados”. 

Si observásemos con detenimiento, los mensajes que se han lanzado desde determinados medios de comunicación se han ido adecuando a los intereses del nuevo mandatario. Sin remontarnos a épocas napoleónicas, basta con retroceder unos cuatro años y, en la cadena radiofónica de los obispos, Federico Jiménez Losantos tenía entre sus aficiones, además de atizar duro al entonces presidente socialista Rodríguez Zapatero, promover y ensalzar la figura de Esperanza Aguirre al tiempo que ridiculizaba a un Mariano Rajoy que se encontraba muy cuestionado como líder de la oposición y al que le llegó a llamar el “distinguido imbécil”. Estaba cantado que el ascenso de Rajoy fue directamente proporcional al ostracismo radiofónico al que quedó relegado el periodista. 

Hablar hoy de Losantos es como hablar de Histro Stoickov. Para algunos aficionados el futbolista era un fuera de serie, un talento al que le perdían los modales dentro y fuera del campo e incluso hay quienes piensan que no dejó de ser un futbolista del montón que sólo destacó en el FC Barcelona gracias a su exacerbado anti madridismo. Pero tanto admiradores como detractores del jugador búlgaro coinciden en que a día de hoy es una figura irrelevante dentro del mundo del fútbol, con un pasado que puede ser bueno o malo, pero a día de hoy un don nadie en la FIFA. La realidad susceptible de ser noticiosa ha de ser la consecuencia de una responsabilidad social del informador. 

La nuevas situaciones políticas y los índices de audiencias o venta de periódicos no pueden ser excusa para entretejer una ficción con la información. Echo un vistazo rápido a distintos medios de comunicación y “el Kichi” se compró un traje de chaqueta, el portavoz del ayuntamiento de IU se ha querellado con un conocido youtuber, el ayuntamiento de Madrid crea, o no crea y ahora parece que vuelve a crear una web para desmentir a periodistas, Ada Colau retira un busto con la figura del monarca Juan Carlos I o que Guardiola jugaba con la selección española sin sentir los colores que defendía. Ojalá Chavelita haga pronto las paces con todos los miembros del clan Pantoja y quizás entonces los informadores caigan en la cuenta que tras las elecciones catalanas del 27 de septiembre y en los meses sucesivos este país está jugándose su definición como modelo de Estado y las relaciones de los distintos gobiernos autonómicos con el central. Se supone que el sensacionalismo representa la antítesis de la actitud ética que el periodismo siempre debe observar. 

Por cierto, antes de que se me olvide, que dice Alaya que la jueza que la sustutiyó, esa que aunque además de juez es doctora en Derecho (cosa que Alaya no es) está emparentada, profesionalmente, con un hermano del ex consejero Ángel Ojeda. Miro fuera de nuestras fronteras y tampoco te creas que la cosa es muy diferente; Joseph Blatter sigue presidiendo la FIFA a pesar del pollo de los sobornos en el organismo internacional del fútbol mundial, mientras en España Esperanza Aguirre es presidenta del PP de la comunidad en la que más beneficio obtuvieron los de la trama Púnica y la Gürtel, Rodrigo Rato sigue de vacaciones en su yate en alta mar e Isabel Pantoja ya ha gozado de su segundo permiso penitenciario. Definitivamente la única que ha podido decir que asumió responsabilidades comiéndose el pollo ha sido la pobre Andreíta.

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