Aplausos a un emocionado Garamendi

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Cosme Modolell

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Siempre había tenido la convicción que la clase empresarial española, mayoritariamente se inspiraba en los conceptos decimononicos del capitalismo, por los que la rentabilidad, competitividad, etc.. se obtienen mediante la pura y simple explotación del hombre por el hombre, descartando por completo los actuales planteamientos que pretenden equiparar el capital económico al capital humano, en la producción de bienes y servicios y de hecho en cuanto comprobé la reacción que algunos destacados miembros de la patronal española, ante la moderada posición del Presidente de la CEOE Antonio Garamendi, respecto de los indultos a los políticos presos catalanes, me reafirmé a un más en mi convicción.

Sin embargo dos días más tarde cuando vi el mayoritario apoyo de los asistentes a la Asamblea de la CEOE, a su presidente que incluso le hicieron saltar las lágrimas, comprendí lo equivocado que estaba en mi percepción de la realidad. Luego cuando me entretuve en pensar un poco y dejar de lado mis prejuicios, i vi como esta patronal fue capaz de llegar a un acuerdo con las grandes centrales sindicales CCOO y UGT en el tema de las pensiones intuí, que buena parte de la clase empresarial española, ha optado por mirar a través del prisma de la UE y que empiezan a entender que el futuro nada tiene que ver con el pasado y que en el siglo XXI, incluso la desigualdad social les perjudica.

Convendrán Vds, conmigo que este aplauso fue como una bofetada en plena cara a Aznar y Casado, estos que se auto consideran líderes de la derecha española, cuando ha quedado bien patente que se encuentran totalmente desfasados y que sus discursos, nada tienen que ver con el nuevo sistema económico que imparablemente se está imponiendo en este siglo XXI. Y buena prueba de ello ha sido la abstención a favor de las tesis del húngaro Orban que promueve leyes homofóbicas, cuando el resto del partido Popular Europeo votó a favor de sancionar al dirigente ultra derechista. A esto solo le faltó que la conferencia episcopal española a instancia de los obispos catalanes se pronunciase también a favor de los indultos para aislarlos totalmente dejándoles en mano de la extrema derecha de VOX.

España está frente quizás, al reto más importante de su historia, y ante la última oportunidad de situarse a nivel de los principales países europeos, productiva y económicamente hablando, gracias a poder participar esta vez si, como miembros de pleno derecho y gracias a la gestión de Pedro Sánchez ante las altas instancias europeas, del nuevo plan Marshall que la propia UE en un ejemplo de solidaridad sin precedente alguno ha conseguido establecer. 140.000 millones de euros, la mitad de ellos a fondo perdido, dan para mucho y por lo que se ve, Antonio Garamendi y buena parte de sus socios han demostrado que sabrán aprovecharlo con efectividad y más cuando el gobierno de España, está presidido por un europeista convencido, y perfectamente adaptado a la nueva realidad de este siglo XXI, como es Pedro Sánchez Perez-Castejón.

Una de las condiciones imprescindibles para afrontar un futuro esperanzador, es la estabilidad y para ello en lo respecta a España, resulta necesario, apaciguar el enfrentamiento que el nacionalismo catalán intenta mantener con el estado español en el denominado procès independentista. Pedro Sánchez sabe muy bien que es del todo necesario apaciguar el tema si quiere que su gestión económica tenga éxito y sabe también que la única manera de conseguirlo es a través del diálogo y la no humillación del adversario. Frente a la derecha cavernícola española, que solo quiere una victória aplastante y el sometimiento, que no convencimiento del contrario, cuestión que como todo el mundo sabe no va hacer otra cosa que prolongar el conflicto por mucho tiempo, y si bien en algunos momentos se pueda parecer que ya no existe a la larga volverá a salir como desde 1714 se ha venido demostrando.

Todo pues parece ponerse de cara a Pedro Sánchez y al Partido Popular solo le queda el reducto de buena parte del estamento judicial al que 40 años de democracia y pertenencia a la Unión Europea, han conseguido apartarlo de la convicción que con Franco se vivía mejor, por lo que el partido derechista, se niega a renovar a sus miembros, cuando está en la oposición pues no le interesa de ninguna forma que con la renovación se pase al bando de la verdadera democracia.

Espero y deseo, para el bien de todos los españoles que las lágrimas de Antonio Garamandi y el aplauso de la mayoría de los delegados en la Asamblea de la CEOE, sean el inicio de una nueva etapa en la democracia española donde se de el paso definitivo hacía una nueva senda de progreso y fraternidad social, rompiendo definitivamente con un pasado que no resultó especialmente glorioso y del que todos aquellos españoles que disponemos de dos dedos de frente nos avergonzamos profundamente.

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