Un nuevo mundo después de armagedon

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Llevo mucho tiempo preocupado viendo que la humanidad, parece dispuesta a enfrascarse en una nueva confrontación destructora, con el fin que se sus cenizas renazca un nuevo mundo, que nos venden será de paz progreso y prosperidad general. Las noticias que aparecen en los periódicos y demás medios de comunicación de masas, así parecen indicarlo, pues no me negaran ustedes que el tema del Estado Islámico, y la gestión que desde la llamada comunidad internacional se realiza de ello, no nos conduce más que a un desastre absoluto.


Pensemos por un momento, porqué el llamado mundo occidental, armado hasta los dientes, se muestra totalmente incapaz de eliminar de un solo golpe a un atajo de fanáticos, que siembran el miedo y la destrucción por donde pisan; y porque se permite que la Rusia de Putin, la gran protectora de un criminal sin escrúpulos y anti demócrata 100%, como Bashar el Assad, intervenga en la guerra de Siria, eliminando a los guerrilleros revolucionarios que siguen combatiendo casi sin medios al Estado Islámico. No les parece amigos, que desde los poderes fácticos en los despachos de Washington, Berlín, París o Londres, han optado por esperar a que sea Rusia quien se desgaste en todos los terrenos, para luego llegar ellos y dar el golpe de gracia.


Hoy la UE, vive su peor momento y casi a punto de desintegrarse, por cuanto se muestra incapaz ni tan solo de acoger refugiados que huyen de los horrores que el propio mundo occidental les ha causado en sus países; que siguen en sus trece con unas políticas económicas basadas en la austeridad, que están desmontando a pasos agigantados todo el sistema socialdemócrata que ha pervivido desde el final de la segunda guerra mundial, y que se ha demostrado como uno de los más justos y equitativos a la hora de repartir la riqueza que se genera.


El nacionalismo resurge con fuerza en la sociedad europea, y el sentimiento tribal y de autoprotección frente al de la tribu vecina, tiene cada día más predicamento, substituyendo a los clásicos valores humanistas de libertad, igualdad y solidaridad. ¿No se nos propone y mansamente aceptamos, el recorte de las libertades en pro de la seguridad?


Es verdad sin embargo, que muchos intuimos la posibilidad de avanzar hacia un mundo más justo y aprovechar las nuevas tecnologías para construirlo, sin embargo la disgregación y el alejamiento al sentimiento de clase, desprestigiado a favor de un individualismo malsano, que se fomenta desde lo más alto del poder de hecho, nos impiden avanzar hacia él de un modo pacífico, abocándonos una vez más a un nuevo Armagedón.


En estos tiempos revueltos, donde se está procurando un clima prebélico, sin precedentes, surge en mi memoria con fuerza la figura de Jean Jaurés, que en 1914, predicaba la huelga general en Europa, como negativa de la clase obrera a participar en la que luego fue llamada primera Guerra Mundial, i fue abatido a tiros, por el nacionalismo que le acusó de traición. Jean Jaurés, intuía, también la presencia de un mundo nuevo y transformador, como el que surgió 32 años más tarde, en la Europa devastada por dos guerras atroces, mediante la socialdemocracia y el estado del bienestar. ¿Porqué los obreros no le hicieron caso entonces? Y habrían llegado quizás al mismo sitio, sin necesidad de trauma alguno.


El capitalismo internacional entrado ya en su fase imperialista, no puede tolerar de ninguna de las maneras, el crecimiento de las organizaciones sociales, ni siquiera, las entidad supranacionales como pueda ser la UE. Por esto ataca ferozmente, o con sutileza todo aquello que pueda promover el esfuerzo colectivo, por cuanto fácilmente se le puede superar en fuerza y arrebatarle el poder; por ello fomenta el individualismo, y el nacionalismo, y combate con ferocidad el federalismo, por el pavor que le causa que el dialogo la negociación y el pacto, conduzca a las clases medias y bajas del mundo entero a tomar el poder que ellos ostentan.


Intuyen que su fin está cerca, ven horrorizados como el final de su época de dominio está a dos pasos, y por ello no dudan en promover un conflicto bélico a escala planetaria, quizás por aquello de morir matando, o causar una regresión lo suficientemente importante para que el mundo deba organizarse de nuevo como hace ahora 200 años, y ello les permita a sus descendientes directos, mantener los privilegios, a costa de las mayorías; aunque amigos esto no va a ser así, porque aunque logren causar mucho sufrimiento, aunque maten a muchos de nosotros, en toda la historia se ha demostrado imposible detener el progreso.


¿Nos dejaremos embaucar, como nuestros abuelos en 1914, o sabremos responder adecuadamente, como proponía Jean Jaurés? No tardaremos mucho en saberlo

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