Por qué no es bueno un referendum en Cataluña

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Cuando menos lo esperábamos, cuando empieza a apuntar el fin de una era de nacionalismo creciente en España, el español gobernando con mayoría absoluta desde la Moncloa y el catalán desde la radicalidad independentista, cuando ya ni en Cataluña, nadie habla del derecho a decidir ni de referéndums; sale don Pablo Iglesias, en su desmesurado afán de destruir al PSOE, situando la celebración de un referéndum secesionista en Cataluña, como objetivo sine qua non, para iniciar cualquier tipo de conversaciones encaminadas a constituir un gobierno de izquierdas en nuestro país.


Ya sabíamos desde antes de las elecciones del 20D, que el principal objetivo de Podemos es antes destruir el PSOE, que no el partido Popular, pues, están convencidos que solo destruyendo a su competencia directa en el campo de la izquierda, podrán ellos ejercer un dominio absoluto, aunque para ello deban aliarse circunstancialmente con la derecha más abyecta, como la que señorea en este país, o con los intereses del nacionalismo catalán, también de corte neoliberal, como el que hasta hoy representaba la CDC de Artur Mas, Pujol y compañía, i que posiblemente sea substituida por una ERC, que ya lleva un tiempo sin atender a la primera letra de sus siglas.


El hecho de proclamar, conjuntamente con los ex comunistas catalanes, como condición irrenunciable la celebración de un referéndum de autodeterminación en Cataluña, me obliga a reflexionar de nuevo sobre la gran carga de negatividad que este hecho, por muy democrático que parezca, conlleva implícito para la sociedad a la que afecta.


En primer lugar, recordar las experiencias de otros países que si han celebrado este tipo de consulta, como es el caso de la provincia francófona de Quebec en el Canadá que lo ha celebrado en dos ocasiones, con resultado de victoria del NO a la secesión, o la más reciente de Escocia en el Reino Unido, con idéntico resultado. En ambos casos la fractura social es bien evidente, y el debate lejos de aplacarse se sigue avivando día tras días, y la reclamación de una nueva consulta por parte de los que la perdieron sigue más vigente que nunca. ¿Nos podemos permitir en España, enquistar un problema de esta manera? ¿Se puede permitir Cataluña, una sociedad completamente divida, en posiciones casi irreconciliables como ha sucedido en otras partes?


Por otra parte y en lo que se refiere a España, una consulta de este tipo queda totalmente fuera de la actual Constitución, por lo que mientras no se modifique la carta magna; en este sentido su promoción en el punto actual deviene una ilegalidad flagrante. Ahora bien quizás, es que Don Pablo Iglesias Turion, actual líder de Podemos, pretenda que el referéndum se convoque a largo plazo, una vez modificada la Constitución Española, con la introducción de un punto y modificación de otros, que reconozcan el derecho de las actuales regiones y nacionalidades a la secesión, cuestión por otra parte, que no figura en ninguna otra constitución democrática, de cualquier democracia que se precie.


También me gustaría recordar, que el Partido de los Socialistas de Catalunya (PSC-PSOE), de principio, y en un intento de evitar una escisión en sus filas, que por cierto acabó produciéndose, también defendía esta opción, con resultado de un fracaso absoluto en el apoyo ciudadano a esta formación.


Abundando en este tema, debo recordarle al Sr. Pablo Iglesias que cualquier modificación de la Constitución requiere por lo menos del asenso de los 2/3 del Congreso de los Diputados, y una simple ojeada a los resultados de las elecciones del pasado 20D, nos permite ver con claridad que se necesita un acuerdo de una parte al menos de los diputados del Partido Popular y todos los demás, para que se pueda llevar a cabo. ¿Se ve Pablo iglesias, capaz de convencer al ultranacionalismo español, que le vote una modificación semejante?


Claro que siempre queda el recurso, de esperar a unas nuevas elecciones y que la aritmética electoral sea distinta, aunque la experiencia me dice, que aunque Podemos sobrepasara al PSOE y aún en el improbable caso que ganara las elecciones, siempre necesitaría diputados de la derecha nacionalista española, (PP o C’s), para conseguir reformar la constitución. Por todo ello deduzco que este apoyo a un referéndum en el que él anuncia haría campaña por el NO, me suena más bien a engaño, o si no a media verdad.


¿No creen Vds. mucho mejor la propuesta socialista de reforma constitucional en un sentido federal? Al menos es la que puede tener un cierto de viso de hacerse realidad; por cuanto después de meditarlo un poco, creo que se podría convencer hasta a buena parte del Partido Popular, cuando algunos de sus compañeros de ideología en Europa, son claramente federalistas, como Merkel, por poner un ejemplo.

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