Podemos deberá tomar una decisión

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El tiempo corre deprisa y los acontecimientos se precipitan en este país de forma incluso sorprendente, como ha sido el caso de la investidura el pasado domingo día 10 del presidente Carles Puigdemon, cuando todo indicaba que se iba a unas nuevas elecciones, mediante un pacto-suicida de la CUP, donde incluso se da opción de normalidad democrática a un flagrante caso de transfuguismo.


Nadie en su sano juicio puede dudar que la resurrección del proceso independentista, que parecía muerto y enterrado hace tan solo una semana, se debe a la debilidad de un gobierno en funciones, en España, por lo demás desprestigiado por la estrategia inmovilista que durante 4 fatídicos años en que ha gozado de mayoría absoluta ha venido practicando en referencia al desafío de la derecha nacionalista catalana; y por descontado a la certeza de un gran fracaso electoral de CDC en caso de unas nuevas elecciones en marzo.


Pienso que a Artur Mas y su partido CDC, con la aquiescencia de ERC, de buen principio, les hubiera ido de maravilla enterrar el proceso independentista definitivamente, responsabilizando a unos antisistema como la CUP, del fracaso; de hecho era la salida al callejón sin idem donde se encuentran Sin embargo, la negativa de ERC a seguir con la coalición con CDC, por cuanto las encuestas reflejaban el lastre del la derecha nacionalista y las mejores expectativas para la formación de Oriol Junqueras si se presentaba en solitario, y la circunstancia anteriormente citada de una aparente debilidad del gobierno de España. Obligó a CDC a comprar la voluntad de la CUP y resucitar el proceso independentista, fabuloso parapeto tras el que esconder las propias miserias.


Estoy convencido que a pesar de la parafernalia, indepe que pudimos ver el domingo en el Parlament y el gesto poco amistoso del Rey de España, de negarse a recibir a la Presidenta Forcadell para que le comunicara oficialmente la elección de Carles Puigdemon como 130 presidente de la Generalitat de Catalunya. El llamado “Proces”, no avanzará lo más mínimo, salvo unos gestos sin importancia, de manera que no obligue al gobierno del estado, en funciones o oficial a intervenir de manera drástica, pues en realidad ni a CDC ni a ERC, les interesa otra cosa que conservar la posición de poder.


Sea como sea, la cuestión es considerar si debe eternizarse el problema, y aunque como muchas veces ha sucedido en la historia de este país, solo se trate de aletargarlo un tiempo esperando que resurja de nuevo según el interés de algunos, para mantenerse o conquistar posiciones de poder.


Hoy con las circunstancias que se dan de aritmética electoral, parece que solo un gobierno en España que abomine en verdad del nacionalismo y asuma la concepción federal de la estructura territorial, va a ser capaz de darle la vuelta casi definitiva a esta situación, sin esperar que de nuevo surja el problema dentro de un tiempo. Este gobierno tendría un líder nato, el PSOE, la única formación que de hace ya un tiempo abandonó cualquier veleidad nacionalista, ni española ni periférica, y se ha entregado en cuerpo y alma a la causa federalista, sin embargo al necesitar apoyos; deberá convencer en primer lugar a sus más afines ideológicamente hablando como son los de PODEMOS, que en estos momentos, se debaten en el confusionismo del llamado derecho a decidir y siguen proponiendo un referéndum de autodeterminación para Cataluña, una cuestión a todas luces divisoria de la sociedad, comprobable en todos los lugares donde se ha efectuado y que además, al PSC le produjo fatales consecuencias, no solo electorales si no de escisiones en su militancia. También deberá convencer a la nueva derecha representada por C’s aunque en este caso no parece muy disparatado pensar que a pesar de su anti nacionalismo catalán, que inspiró su fundación y que puede llevar a algunos a situarlos en la órbita de ultranacionalismo español, parece ser que estarían muy dispuestos a aceptar buena parte de los principios federalistas al entenderlo como una solución definitiva al soberanismo catalán, o de otras partes de España.


Sin embargo para proceder a una reforma constitucional de este tipo, se precisan los dos tercios del Congreso de los Diputados, 234 escaños, por lo que se mire como se mire, siempre se necesita el concurso del PP. Alguien podría intentar pensar que esto es un escollo insalvable, sin embargo estos días hemos asistido a la renuncia del Partido Popular, a presentar candidato a la presidencia del Congreso, cuando vio que un pacto PSOE, Podemos Ciudadanos, podía desplazarle de una situación de privilegio, en el gobierno del Parlamento español. Por lo que no debemos descartar toda posibilidad, si los político de izquierda de nuestro país son suficientemente hábiles para crear las condiciones necesarias.


Después de esta exposición, si debo concluir que todo gira alrededor de la decisión que tome PODEMOS, si acepta un verdadero Pacto de Izquierdas, en base a una Reforma Constitucional en un sentido Federal, o prefiere seguir manteniéndose en la postura de ambigüedad y hace bandera de su anti socialismo, cuestión que se mire por donde se mire acabará entregando el poder a la derecha nacionalista, catalana (JxS) en un lado y españolista (PP) en el otro; porque el tema de ir a unas nuevas elecciones cada vez se aleja más, por el hecho que en segunda votación con la mayoría simple, el Partido Popular tendría bastante, o sea que si unos se abstienen y otros votan a su propio candidato, los 122 diputados del PP le pueden dar la gobernabilidad.


Piénselo bien Don Pablo Iglesias, el electorado español le puede pasar una carísima factura si deja pasar la oportunidad y nos condena a 4 años más de gobierno de derechas en nuestro país.

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