El Betis pierde en Villarreal y deja muy tocado a Poyet

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Villarreal betis

Las horas de Poyet en el banquillo del Real betis pueden tener las horas contadas...o no. Nunca se sabe en el mundo del fútbol. Pero lo cierto es que el equipo se le ha caído al técnico uruguayo que sigue probando cosas que no funcionan. Perder en Villarreal entra dentro de la lógica por la diferencia de presupuesto y de calidad de los jugadores, pero las formas y las sensaciones fueron tan malas como la de los últimos partidos. Un equipo que no defiende bien y ataca peor (o incluso al revés) es difícil que le pueda ganar a nadie.

Poyet intentó hacer lo mismo que en Pamplona donde salió victorioso en el último minuto pero Villarreal no es Osasuna por mucho que esté atravesando un pequeño bache y haya perdido dos partidos consecutivos. Con Rubén Castro en el banquillo, Poyet apostó por un solo punta con Joaquín de enganche y Cejudo y Felipe Gutiérrez de interior acompañado por Petros y Martin en el centro y la defensa formada por Piccini, Mandi, Pezzela y Alex Martín con Adán en portería. Lo lógico sería que el equipo se protegiera con el balón ante tal cantidad de mediocampistas pero nada más lejos de la realidad. Los jugadores corrían de un lado a otro en busca del balón que movían con soltura los jugadores del equipo castellonense. Y así es muy difícil porque el Betis no tiene jugadores que aprieten de verdad, desde la defensa a la delantera.

Aún así el partido discurría con tranquilidad, sin apenas acercamiento, especialmente por parte del Betis pero es cierto que el Villarreal tampoco hacía nada del otro mundo, quizás sabiendo la debilidad de su rival esperaba que la fruta madurase. Pero no hizo falta esperar mucho. No se llegaba a la media hora cuando Trigueros se sacó un zapatazo a la escuadra desde 30 metros que dejó claro hacia donde se inclinaría el partido. A medio gas, y sin hacer el mejor partido ni de lejos, el Villarreal comenzó a crear ocasiones ante la mirada perdida de los jugadores béticos que perseguían sombras, un remate al larguero y una mano a mano de Sansone pudieron dejar el partido sentenciado pero no hacía falta visto el rendimiento atacante del equipo verdiblanco que no sumaba ni una ocasión clara de gol.

La sentencia llegó después del descanso que, increíblemente, comenzó sin cambios en el Betis que acumulaba en el banquillo a jugadores de ataque que podían revolucionar el juego. Esta vez fue Soriano el que soltó otro zapatazo en el que esta vez Adán si pudo hacer algo más y se vio sorprendido. Ahora sí Poyet hizo 3 cambios seguidos, todos ofensivos, entrando Alex Alegría, Rubén Castro y Nahuel. Pero nada cambió. Quizás el Betis tuvo más el balón pero sin profundidad, sin alma, como si no hubiera nada en juego. Alex Alegría lo intentaba luchando cada balón pero casi nadie lo acompañaba. No hubo recurso alguno, ni juego en largo, apenas dos escarceos de Nahuel y Castro por banda izquierda fue lo que produjo el equipo y en ambos casos el balón no fue entre los tres palos. 

El enfermo llamado Real Betis tiene muy mala pinta y urge cambios para evitar problemas a corto plazo. 11 puntos en 11 partidos es bagaje pobrísimo de un equipo y un proyecto que vuelve a pedir a gritos un reseteo. Aún se está a tiempo... 

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