Gran parte de los estudiantes sevillanos quieren ser empresarios

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Futuro laboralQué hacer con mi futuro? Esta es una pregunta que ronda por muchos estudiantes que buscan una formación académica. Una parte de este grupo, concretamente aquellos que se ubican hasta el momento en el ámbito preuniversitario, enuncian una pregunta más cercana a su realidad: ¿Qué carrera universitaria debería realizar? o ¿Qué ámbito profesional es más adecuado para mí? Parte de la solución a estas cuestiones pueden encontrarse en los distintos centros de estudios (caso de Implika) cuyo objetivo es la formación de los profesionales del mañana.


Varios son los sectores o carreras que destacan sobre la mayoría por la gran demanda que suscitan. Una de ellas parece estar en la mente de muchos de los jóvenes que se encuentran en la fase previa para abordar el barco universitario. Y es que, según un estudio realizado por Círculo de Formación (firma especializada en prestar servicios integrales de comunicación, marketing y consultoría a diversos sectores, especialmente al educativo) a una muestra de 17.800 jóvenes, el 27% de los preuniversitarios sevillanos tiene en mente crear desde cero su propio negocio una vez finalizados sus estudios.


Los datos de dicho análisis reflejan que la mayoría de estudiantes de Bachillerato de Sevilla, que equivale al 41%, piensa que el día de mañana trabajará en una empresa privada, y al 27% le atrae la idea de emprender su propio negocio. Mientras, un 24% tiene como opción opositar para ser funcionario y el 8% restante quiere desarrollar su carrera profesional en una ONG. Cifras que demuestran claramente que el emprendimiento es la prioridad laboral del futuro para muchos.


Sin embargo, conviene saber que el sendero que desemboca en la apertura de un nuevo negocio no es un camino marcado por la facilidad. Esfuerzo, constancia y trabajo se convierten en pilares fundamentales en un proceso llamado emprendimiento. Antes de abrir sus puertas, un negocio tiene la exigencia de gestionar un extenso papeleo. A la hora de dar el pistoletazo de salida a una empresa es primordial tener bien elegida la idea de negocio y el plan estratégico de desarrollo.


En primera instancia, resulta esencial buscar una idea realista y viable. Para ello, es necesario detectar un hueco en el mercado y aprovechar la oportunidad encontrada. Posteriormente, y no por ello menos relevante, hay que definir un plan de negocio. Es decir, plasmar la idea en papel marcando claramente qué objetivos quiere alcanzar la empresa y cómo (qué medios va a poner) piensa lograrlo. Se trata de un amplio proceso en el que se debe estudiar y planificar la viabilidad técnica, económica y financiera del proyecto, teniendo en cuenta que éste sirve también como tarjeta de presentación del empresario ante posibles colaboradores, entidades bancarias, inversores, etc.


El cumplimiento de otros requisitos, como la paciencia, el tiempo de inversión, los recursos financieros y la aceptación de críticas constructivas, marcarán para lograr la meta. No obstante, es prioritario entender si realmente se quiere ser emprendedor y se tiene la mentalidad necesaria para lograr la meta. Una meta que no es fácil, pero sí más que satisfactoria cuando se llega. 

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