La Copa del Rey se devalúa

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1-5, 1-6, 0-6... No es tenis, es fútbol y son las goleadas que Sevilla, Real Madrid o Atlético de Madrid han logrado frente a equipos de 2ªB y 3ª división jugando con suplentes y jugadores del filial. Pero esas goleadas podrían extenderse a otros equipos con menos nombre como Real Sociedad, Villarreal o Alavés. Pero lo peor es que hablamos de partidos de ida, lo que deja la vuelta sin emoción, campos vacíos y un calendario más ajustado aún. Incluso empatar en casa de un segunda B como el Hércules, preocupa al Barcelona, el único grande que pinchó, sabiendo de su superioridad en el Camp Nou.

Esto deja a la Copa del Rey con un regusto amargo en el que apenas se dan sorpresas mayúsculas como ocurrió en el pasado o donde aún ocurre en países como Inglaterra donde un equipo de segunda división se puede plantar en toda una final.

Muchos son los responsables de esta situación. Desde la propia Federación Española de Fútbol que organiza la competición, hasta los propios clubes, grandes y pequeños, e incluso los jugadores. A la Federación le interesa este formato que favorece el paso de eliminatoria a los grandes, con lo que supone económicamente a la competición cuando se llega a cuartos de final, y a los pequeños que hacen grandes taquillas para subsistir la temporada. Las mismas razones hacen que este formato sea visto con buenos ojos por los clubes. En cuanto a los jugadores, es una oportunidad para reivindicarse los que menos juegan e, incluso, los más modestos, lo ven como un trampolín a un club mejor si destacan en sus partidos.

¿Quién pierde? Como siempre los aficionados, si exceptuamos los de equipos de 2ªb y 3ª que tienen la oportunidad de ver algún gran equipo, no así sus estrellas que no juegan estos "bolos". Además sufren los horarios intersemanales de esta competición, muy incómodos para todos los que trabajan e imposibles para que asistan niños y jóvenes. Sin contar que prácticamente deja imposible que equipos como Alavés, Leganés, Betis, Real Sociedad, Osasuna o Deportivo de la Coruña tengan opciones a ganar el título, ya que a dos partidos la final se reserva para los grandes.

Esta situación deja a la Copa del Rey como una competición muy menor y sin apenas proyección internacional, algo muy de moda que se quiere hacer con LaLiga. Solo interesa a partir de semifinales, cuando los equipos ponen la carne en el asador. Una lástima, porque se trata de una de las competiciones más bonitas. Bien haría en tomar nota de otros deportes donde se vive una auténtica fiesta como el baloncesto o balomano, entre muchos otras.


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