¿Qué nos pasa? ¿Estamos enloqueciendo?

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En verdad les digo amigos, que si alguien ajeno a nuestro planeta, aterrizara en estos tiempos y viera el panorama del mundo llamado democrático, estoy seguro creería que una especie extraña de virus, nos ha contagiado a todos, un virus que nos perturba gravemente nuestras facultades mentales.


Cuando una buena parte de españoles, nos preguntábamos porqué el electorado, a pesar de haber constatado, que el Partido Popular, está enfangado hasta las cejas, que nos ha mentido reiteradamente, que ha cargado exclusivamente sobre las espaldas de los más desfavorecidos, todo el coste de la crisis, y a pesar de tener un líder tan poco carismático como Mariano Rajoy, sigue encadenando victorias electorales una tras de otra; cuando empezábamos a pensar que esto solo ocurría aquí y que en democracias más consolidadas, tal cosa era impensable En los Estados Unidos, contra todo pronóstico, gana un populista de discurso con toques nazistas, y que se enriqueció de manera fulgurante, vendiendo las acciones de un Casino, que poco después quebró, como Donald Trump..


Por otro lado, en la Unión Europea, los actuales mandatarios, encuadrados mayoritariamente en la derecha moderada, presionados desde partidos ultranacionalistas de la extrema derecha, que últimamente han resurgido como fantasmas de un pasado terrible, en lugar de hacer bandera de la moderación y regresar a las posiciones de tintes socialdemócratas, que tan buenos resultados dieron al final de la II Guerra Mundial; se entregan a la reacción más absoluta, despertando los más rancios sentimientos individualistas y de autoprotección en las poblaciones, denostando la solidaridad y la universalidad, con un olvido totalmente irresponsable de las catástrofes que tal conducta indujo en Europa, en los años treinta del pasado siglo XX.


En el continente asiático, donde la crisis empezó mucho antes que en el resto del mundo, desde una gran potencia emergente como es China, se viene imponiendo un modelo de expansión y liberalismo económico, sin libertades políticas, desde una dictadura no personalista si no en manos de una organización como el Partido Comunista. Mientras que la otra gran potencia asiática Japón, parece mantener la posición imperialista, aunque eso si adaptada a los nuevos tiempos, pero con la misma base, la explotación de unos muchos para beneficio de unos pocos.


En África, y el medio oriente, el integrismo islamista que ha optado por el terrorismo como arma para reclamar su reconocimiento, ha encontrado su gran posibilidad en las zona más míseras del planeta y desde allí va extendiendo sus tentáculos hacia el mundo occidental en una especie de guerra de civilizaciones, en un intento aparente de retrotraer el mundo al Medioevo.


En el cono sur americano, donde las esperanzas de cambio adquirieron carta de naturaleza en los primeros años del siglo XXI, la corrupción y una gestión totalmente desastrosa han llevado el desprestigio social en las fuerzas de izquierda y la derecha sumisa al poder del gran vecino del norte, está volviendo a situar sus países en la categoría de patio trasero de Estados Unidos.


Volviendo al caso de la Unión Europea, y después que en Gran Bretaña el mensaje xenófobo, y racista, contra el gran movimiento migratorio que está sucediendo en estos días, haya llevado a sus ciudadanos a tal grado de miedo que incluso han decido salirse de la UE, vemos con preocupación como en Francia el Partido de Marine Lepen, ha cogido altos vuelos, predicando también salirse de la Unión, como el socialismo derechizado que han representado François Hollande y Manuel Valls, tiene el prestigio por lo suelos y la derecha moderada no se recupera del fracaso de Sarkozy, cuestión que allana el camino a la ultraderecha. En Holanda Geert Wilders, está en disposición de gobernar si consigue unos pocos aliados, desde un discurso anti-islamista radical y propio del nazismo más abyecto. Y en Alemania, el movimiento PEGIDA, va cogiendo altos vuelos con una Democrácia Cristiana a la baja y una Socialdemocracia que se acabó de desprestigiar al sostener en esta legislatura el gobierno de Ángela Merkel.


Observen Vds. el enorme y preocupante parecido, entre los discursos de estos líderes, al que podríamos añadir perfectamente hoy el de Donald Trump y los de Hitler y Mussolini en los años 30. Vean que todos ellos giran alrededor un concepto ultranacionalista de cierre de fronteras y auto-protección, culpando al extranjero de todos los males nacionales. Fíjense que al igual que en los primeros años del siglo XX, cuando se empezaba a imponer una cierta globalización económica. Se empezaron a excitar lo ánimos nacionalistas , conduciéndonos a una primera Guerra Mundial entre 1914 a 1918, cuyo final mal resuelto indujo a la más terrible aún II Guerra mundial entre 1939 a 1945.


¿Es que quizás, estos que mandan de verdad en el mundo y no me refiero a los políticos, han decidido que la defensas de sus intereses pasa de nuevo por otra masacre? Piénsenlo amigos, piénsenlo, y actuemos pronto antes no sea demasiado tarde.

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