El Betis en caída libre

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Laspalmas betis 1

Tras la jornada décimo cuarta de la Liga Santander, el proyecto Serra-Quique Setíen de Haro y Catalán puede vivir sus últimas horas. Todo ello si se decide apostar por el cambio en el banquillo y todo ello tras otra nueva derrota que deja al Betis en tierra de nadie y con unas sensaciones espantosas. Porque precisamente esto es el peor de los problemas. Hoy en día el equipo no juega a nada. Ni un atisbo del juego que maravilló a inicios de liga. Ni defiende, ni ataca, ni cuenta con un medio del campo convincente,... Y para colmo se le siguen cayendo jugadores entre lesiones y sanciones.

Centrándonos en el partido de ayer, Setién metió casi a lo mejor que tenía, si acaso las dudas del reaparecido Feddal y Boudebouz podía dejar disconforme a alguien pero en líneas generales era un equipo reconocible. Eso sobre el papel porque en el campo fue nuevamente una caricatura. Porque en el terreno de juego si había cambios sustanciales a la hora de disponer sobre el verde. En un intento por parar la sangría de goles, el equipo dio un paso atrás y no presionaba la salida del balón rival. La esencia, esa palabra de juego a la que tanto hace referencia Setién, había cambiado.

Pero el invento le duró al Betis 5 minutos en los cuales robó con peligro dos balones a una temblorosa U.D. Las Palmas que venía de un nuevo cambio de entrenador, con un interino sentado en el banquillo, que demostró una vez más ganarle la partida a Setién. Porque las Palmas empezó a comportarse como el Betis en sus inicios, toques de balón, posesión y velocidad en los últimos metros. Mientras los jugadores verdiblancos corrían como pollos sin cabeza en un intento de robar el balón, un imposible.

Para colmo lo que no cambia es la innegociable salida del balón desde atrás y empezaron los problemas. Adán se equivoca con el pie y se la da a Remy pero logra salvar el mismo el desaguisado ante el tiró del jugador local. Más tarde, el propio portero bético atrapa un "semi despeje pase" de Mandi con la consiguiente cesión. Esta vez fue guardado el que, valiente, aborta la clarísima ocasión de las Palmas con un libre indirecto a 5 metros de la portería. Pero el camino estaba marcado para los locales. En la siguiente jugada, dos toques en el centro del campo es suficiente para pillar descolocados a defensa y medio del campo verdiblanco y dejar mano a mano a Calleri que no perdona. De ahí al final, la indolencia sería la mejor palabra para definir el juego del equipo bético.

La segunda parte comenzó con un hilo de esperanza para los aficionados verdiblancos. Joaquín, quizás el jugador con más vergüenza por parte de los visitantes, se coló hasta la cocina para disparar al poste, tras toque providencial del portero. Pero duró poco la alegría porque a partir de ahí, Las Palmas fue dueña y señora nuevamente del encuentro. El Betis estaba roto, fundido y sin juego y solo la impericia y el exceso de gusto por el toque en los últimos metros, evitaba que los locales sentenciaran el partido. Había movido el banquillo Setién dando entrada a Feddal por Javi García, nuevamente lesionado, y Amat pasaba al medio del campo. Pero como si hubiera entrado Messi. El Betis no tenía juego ninguno, ni defendía, ni tenía bandas profundas,... Eso sí, se fue con 5 tarjetas y una explulsión. Vaya manera más absurda de defender!

Los últimos minutos fueron la imagen de la impotencia y de un equipo que se ha caído definitivamente, por lo menos mentalmente. Muestra de ello es el córner en el minuto 90, con los centrales subiendo y que sacan en corto para favorecer un nuevo robo de balón a la contra. O el intento de regate de Narvaez con el equipo saliendo que acaba en un mano a mano que salva Adán. la imagen de un equipo bloqueado.

Y ahora que? Esta es la pregunta que se harán los aficionados béticos. Pues de momento, salvo sorpresa, esperar al Atlético de Madrid el próximo domingo.

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