Lo que ha dicho el pueblo catalán no me ha gustado nada

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Dicen los que entienden y seguramente tienen toda la razón, que en una democracia que se precie, el resultado de unas elecciones es la manifestación de la voluntad popular sobre quien quiere que les gobierne y bajo que programa.


Según esto, el pasado jueves 21 de diciembre de 2017, el pueblo catalán habló, sin embargo a mí, un socialista de tomo y lomo, federalista por más señas y convencido que a través de la confrontación no se resuelve problema alguno, lo que dijo no me gusto nada de nada ni tan solo lo más mínimo.


La formación neoliberal y nacionalista española Ciudadanos obtuvo 1,102.099 votos que representan el 25,37% del total. Junts per Catalunya, la derecha nacionalista catalana que lideran Puigdemont y Artur Mas. 940.602, el 21,65% de votos emitidos. Esquerra Republicana de Catalunya Formación que a pesar de su nombre, el nacionalismo al ultranza de su ideario la sitúa también a la derecha del espectro político ha obtenido 929.407 votos, el 21,39%, Los Neoconservadores del Partido Popular, y nacionalistas españoles por excelencia, 184.108 votos el 4,24%. Las Candidaturas de Unitat Popular, (CUP) que se definen de izquierda radical aunque utilizan el nacionalismo como estrategia para la desestabilización del sistema para conseguir su fin último de derribarlo para construir otro nuevo, los vamos a considerar de izquierdas y nacionalistas aunque ello parezca una contradicción, han obtenido 193.352 votos el 4,45% del total y finalmente la izquierda federalista que representan el PSC y En Comú Podem que han obtenido respectivamente 602.969 y 323.685 votos representando el 13,88% y el 7,45%. Otras formaciones que no han conseguido representación parlamentaria han sumado un total de 233.315, el 1,13% y 35.364 el 0,81% que han optado por el voto en blanco o nulo


Unas simples sumas, nos dan el esperpéntico resultado, que a los partidos nacionalistas, españoles y catalanes que están por la confrontación y humillación del derrotado, les han apoyado un total de 3.349.568 ciudadanos de los que 2.063.361 47,49% el son nacionalista catalanes (JxCat,+ERC+CUP) y 1.286.207 el 29,61% son nacionalistas españoles,(C’s+PP) por el contrario los dos partidos que con diversos matices proponen una solución de tipo federal, conciliadora, pactada y negociada PSC + En Comú, solo han conseguido el apoyo de 926.654 electores el 21,33%.


Si es verdad que los partidarios de la independencia de Cataluña, se han quedado en menos d la mitad de los votos (47,28%) y que si mezclamos los que están por esta labor, sin tener en cuenta su posición frente a esta cuestión, representan el 52,07%. Aunque una ley electoral que debería hace tiempo haber sido reformada, en el sentido de potenciar más la representatividad, haya otorgado a las tres formaciones independentistas la mayoría absoluta por dos escaños; parece razonable que los independentistas consideren que no pueden aplicar una medida como la proclamación de una República Catalana independiente, cuando el 52,07% de los ciudadanos está claramente en contra. Aunque si atendemos a la reciente historia, con una representación similar montaron el gran número que nos condujo a la aplicación del 155, la marcha de empresas, en definitiva a la catástrofe.


Malos tiempos se avecinan en Cataluña, cuando la fuerza que ha ganado en votos y escaños, (C’s), se ve imposibilitada de formar gobierno pues no tiene los escaños suficientes en el parlamento, cuestión que si han conseguido las tres fuerzas independentistas; por otra parte, el ideario de los ganadores habla de derrotar al independentismo, y de forma no precisamente conciliadora. Los otros nacionalistas, pretenden seguir imponiendo sus tesis contra viento y marea, cuestión que ya hemos visto que solo nos conduce al fracaso, a la fuga de empresas y a la pobreza económica y moral de Cataluña y España, más el pueblo es soberano y en democracia hay que acatar su voz aunque esta nos lleve a la confrontación o a la guerra, como ya ha sucedido en otras circunstancias históricas , en donde los que buscaban soluciones pacíficas fueron tildados de traidores, como le sucedió al socialista Jean Jaurés en 1914.


Los catalanes como también una buena parte de los Europeos se están dejando llevar por el nacionalismo, de uno u otro signo, tanto da, siempre es nacionalismo y ello, es seguro nos conducirá a catástrofes impensables, catástrofes que los padres de la UE trataron de evitar, configurando este organismo superador de cuestiones nacionales. Ellos venían de una gran tragedia como fue la segunda guerra mundial, que al igual que la primera fue provocada por el nacionalismo llevado al extremo, y los dirigentes de hoy, parecen preferir no aprender de la dura lección que aquel aquelarre significó, y esta ceguera voluntaria, es lo que con toda probabilidad nos va a condenar a repetir la historia.

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