Lyon decidirá la suerte del Sevilla en Champions

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Sevilla juventus

Lo que comenzó como una fiesta en el Ramón Sánchez Pizjuán, terminó como un funeral. Silencio ante el temor de quedar fuera de octavos de final de la Champions League tras una gran fase de liguilla en la que, en el peor de los casos, terminaría con 10 puntos. Y todo ello tras perder con la Juventus de Turín por 1 a 3 tras un buen partido sevillista que tuvo dos momentos determinantes: la expulsión de Franco Vázquez y el penalti que supuso el empate italiano al borde del descanso.


Comenzando cronológicamente, el Sevilla jugó unos magníficos primeros 20 minutos bajo el esquema 3-5-2 que propuso Sampaoli (4-4-2 a la hora de defender con Mariano cambiando su posición de carrilero a lateral), con Franco Vazquez con total libertad acompañando a Vietto en punta. Precisamente el 'Mudo' fue el encargado de llevar la batuta del equipo en estos minutos, apareciendo por todos los lados y dando pases a sus compañeros que creaban auténtico peligro a la portería defendida por Buffón. Así ocurrió en una gran ocasión de Escudero que pudo abrir la lata juventina pero quién si lo hizo fue Pareja tras un nuevo pase de Vázquez cuyo rechace cayó a los pies del central argentino que remachó a gol. La Vechia Signora solo tenía salida por el costado derecho, donde Cuadrado se asociaba con Alves para crear algo e peligro como un centro chut que salvó Rico. Partido controlado, o eso parecía...


Todo cambió al filo de la media hora. Franco Vázquez, picado de una anterior jugada, derriba de una patada a Cuadrado que exagera la caída. Tarjeta para el argentino que sigue con las revoluciones demasiado altas y cinco minutos después no mide una entrada a Khedira en campo contrario. Segunda amonestación y roja, dejando a su equipo una hora de partido con uno menos. Más allá de la mano izquierda del experimentado árbitro inglés Mark Clatemburg, Vázquez dio motivos para ser expulsado y pecó de inocente en un escenario donde no pueden cometerse errores como es la Champions. La jugada dejó a las claras que el Sevilla debía cambiar de plan y pasar a tener una mayor contención y menor ataque, esperando alcanzar los minutos finales con ventaja en el marcador y aprovechar las prisas del contrario para matar el partido en alguna contra.


Pero eso no pasó ya que al borde del descanso, con el golpe psicológico que ello supone, llegó la segunda jugada clave del partido en la que el árbitro no tiene defensa alguna. Vio el trencilla agarrón de Mercado a Bonucci dentro del área, de esos que se producen varios en todos los partidos, y pitó penalti. Lo que no vio fue el anterior golpe del italiano al central sevillista, de esos que también se producen siempre. Marchisio aprovechó la ocasión para marcar, igualar la contienda y asestar un golpe casi mortal al Sevilla. Y es que si la expulsión fue inocente, el penalti fue una injusticia.


Aún así, con los ánimos caldeados en la grada y en el césped, la salida del equipo sevillista en la segunda parte fue ejemplar. Sampaoli movvió ficha, quitando a Vietto por Sarabia y dejando en punta a Vitolo para fajarse con los centrales juventinos. Aguantaba el Sevilla sin poblemas, con un buen repliegue defensivo y cabalgadas del internacional canario a la contra que hacía que los italianos no se volcara demasiado al ataque. Mientras Clattenburg seguía con su recital expulsando al técnico del Sevilla por protestar, el conjunto italiano tuvo su prmera ocasión de la segunda parte en el minuto 60 en las botas de Pjanic con un lanzamiento que Rico detuvo en dos tiempos. Los minutos pasaban y la Juventus se estrellaba con el muro sevillista en un gran esfuerzo de todos sus jugadores. Sin embargo, en el 84 llegó el mazazo en forma de gol de Bonucci muy parecido al tanto sevillista, aprovechando un rechace desde la frontal del área para empalar hacia la red de la portería de Rico. El silencio se hizo en el Sánchez Pizjuán que vio como en el descuento Mandzukic firmaba el 1-3 definitivo.


La derrota, unida al triunfo del Olimpique de Lyon en su visita al Dinamo de Zagreb, hace que el Sevilla se juegue su pase a una sola carta, en el estadio del cuadro francés en una jornada de infarto en el puente de la Inmaculada. Quién iba a decirlo hace poco más de un mes.

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