Contaban con distintos niveles de jerarquía --recaudadores, captadores y "mulas"-- que, además de defraudar a particulares, estafaban también a empresas a través del método BEC (Business Email Compromise).
Las investigaciones se iniciaron a través de numerosas denuncias interpuestas por ciudadanos, donde se anunciaban alquileres de inmuebles a través de redes sociales y conocidas plataformas de venta de artículos de segunda mano.