La operación se enmarca dentro de las funciones de control y seguridad asignadas al cuerpo en el ámbito aeroportuario, cuyo objetivo principal es combatir el tráfico de sustancias estupefacientes y garantizar la seguridad en las fronteras.
El envío sospechoso iba en el interior de una campana extractora, en la que se habían dispuesto doce paquetes con 60 tabletas de polen de hachís, de 105 gramos cada una, procedente de Estepona (Málaga) y con destino al país helvético.