Y Pedro Sánchez llamó a Quim Torra

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Nadie en su sano juicio tiene duda alguna que uno de los temas más importantes que se le plantea al gobierno de Pedro Sánchez, es el del desafío independentista en Cataluña, un tema que el gobierno de Mariano Rajoy, fue incapaz de gestionar de forma adecuada hasta el punto, que en lugar de avanzar hacia la solución, se han ido enconando las posiciones hasta el punto de amenazar con un conflicto civil de dimensiones incalculables.


La llamada de Pedro Sánchez a Quim Torra, presidente de la Generalitat de Cataluña e independentista en grado extremo, ha sido evidente señal del cambio de rumbo en la gestión de este asunto que se va a emprender a partir de ahora, además de prueba evidente de la buena voluntad del Socialismo español, de reconducir este asunto de nuevo a la escena política, evitando en lo posible el escenario judicial.


De hecho, y sin pretender comparar situaciones, el PSOE actúa de forma similar cuando en la primera legislatura de Zapatero, montó una mesa de diálogo con la banda terrorista ETA, para buscar un final lo más pronto posible para la banda. En aquella ocasión la banda terrorista no supo valorar la situación y hizo volar por los aires la buena voluntad del gobierno español, cuando puso una bomba en la T-4 de Barajas, consiguiendo con ello que todo el mundo viera, que eran ellos los que no querían dialogo ni solución razonable alguna, retirándole el poco apoyo popular que aún les quedaba y aislándoles socialmente. No tardó mucho tiempo el final de rendición absoluta de la Banda.


Con la llamada, Pedro Sánchez ha situado la pelota en el tejado del independentismo, de forma que si sus dirigentes se comportan de forma razonable, pueden salir, con cierta honorabilidad, de una batalla que tiene absolutamente perdida; aunque si al igual que en su día ETA, optan por dinamitar la opción de diálogo, saliéndose de nuevo del margen de legalidad que implican la constitución y el estatuto de autonomía, no solo van a perder bueyes y carretas, sino que acabaran llevando el país al desastre más absoluto.


Por otro lado, de las conversaciones de Quim Torra con los grupos políticos de la oposición en el Parlamento, ha quedado muy claro que el socialista Miquel Iceta es quien está en mejor situación y predisposición, para intentar acuerdos tendentes a recoser la sociedad civil de Cataluña, después que el partido ganador de la últimas elecciones catalanas, Ciudadanos, se negara a asistir a la convocatoria de Quim Torra, por un “quítame de allí estas pajas”, como es lo del lazo amarillo que cuelga del balcón del Palau de la Generalitat, en la Plaza de Sant Jaume; cuestión que confirma la voluntad del nacionalismo español, que esto termine con vencedores y vencidos, aunque las consecuencias de una rotura total de la sociedad sean de casi imposible reparación durante generaciones.


La situación en Cataluña es de alta tensión, el independentismo se resiste a ceder ni un ápice y el nombramiento de Quim Torra, tampoco augura voluntad de pacificación sino más bien lo contrario. Sus escritos, colindantes con la xenofobia, y el nazismo, representan una forma de pensar que no augura precisamente nada bueno. El flamante ministro de exteriores Josep Borrell, en una entrevista televisiva el pasado domingo día 10 de junio, apuntó que en Cataluña se vive en una situación de pre enfrentamiento civil y a mi entender no le falta razón, aunque el independentismo haya saltado sin contemplaciones negando la mayor, tildando al ministro de fanático peligroso.


Es pues del todo imprescindible que las buenas artes diplomáticas de los dirigentes socialistas tanto catalanes como españoles, sean capaces de reconducir la situación y obligar a los irredentos que hoy gobiernan la Generalitat de Cataluña a entrar en la razón del dialogo y la legalidad democrática establecida.


No dudo que el federalismo es una buena propuesta que pude ser entendida y aceptada, por una gran parte de la sociedad catalana, confío también que los errores de estrategia que han cometido hasta hoy los independentistas, como por ejemplo el alargar cuatro meses más de la cuenta la aplicación del artículo 155, con los vanos intentos de formar gobierno con personas que tienen limitadas sus facultades de acción, por estar en la cárcel o en el extranjero huidos de la justicia; van a diezmar los votantes que hasta hoy han seguido ciegamente a los líderes independentistas , para aceptar una solución más real, positiva y beneficiosa para la sociedad catalana como es formar parte de una España Federal.

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