El por qué de la Venezuela de hoy

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Cosme modolell 2Recuerdo haber escrito, poco tiempo después que Hugo Chavez accediera al poder en Venezuela, un tiempo en que el petróleo, estaba por la nubes y Venezuela ingresaba por este concepto más de 66.000 millones de dólares al año, lo que permitió al nuevo dirigente montar un plan de reparto de los beneficios entre los más desfavorecidos del país. Que el nuevo gobierno debería procurar invertir una para de estos beneficios, en diversificar las fuentes de ingresos y buscar en la industria transformadora, y sobre todo en la nuevas tecnologías de la energía sostenible, pues como es bien sabido, la dependencia de una sola fuente de ingresos es de lo más peligroso para la economía del país, y más en un producto como el petróleo, cuya oscilación de precio no está en manos de los productores, si no de los grandes especuladores del planeta, que lo mueven a su antojo, según les convenga.


Hoy el precio del barril Brent, indicador internacional, ha caído desde los 111,27 $ barril del año 2011 a los 60,59 $ por barril, actuales o sea que de aquellos fabulosos ingresos de los tiempos iniciales de Hugo Chávez, Venezuela se ha quedado prácticamente a la mitad, y si a ello le descontamos los costes de extracción más la inflación en estos últimos años, podríamos decir que Venezuela casi pierde dinero vendiendo su petróleo y al no disponer de otras fuentes para crear riqueza, la inflación y la deuda se han disparado, el hambre y la escasez se empieza a cebar entre los más débiles.


En Europa, acabada la segunda guerra mundial, la izquierda realista, o sea la socialdemocracia, aprendió, entre otras cosas, que en los nuevos tiempos, no basta con repartir equitativamente la riqueza generada si no que hace falta gestionar y diversificar las fuentes que la proporcionan, a fin de no depender de la volatilidad de los grandes especuladores financieros, que acaban ganando siempre hundiendo a unos y encumbrando por un tiempo a otros, También que es imprescindible un régimen democrático, para que el sistema funcione, y la llamada dictadura del proletariado, quedaba solo para los comunistas irredentos, con más posibilidades de fracaso, como el transcurso del tiempo se encargó de demostrar.


Chávez en su momento, no aprendió de las lecciones de la historia y quiso establecer una revolución bolivariana, con ramalazos delas grandes revoluciones de primeros del siglo XX. Su muerte prematura, por enfermedad y el advenimiento de Nicolás Maduro al poder, un personaje que a nivel de carisma y de inteligencia no le llegaba ni a la suela de los zapatos; incapaz de prever el futuro inmediato, no supo hacer otra cosa que intentar garantizarse su permanencia en el poder, permitiendo el acceso al pastel de los grandes negocios venezolanos a la cúpula del ejército; traicionando así el principio del socialismo democrático de mantener el interés por los ciudadanos y el sistema democrático, sin corrupción, por encima de todo. Maduro no supo gestionar, democráticamente, cuando perdió las elecciones legislativas en diciembre del 2015 y la Asamblea Nacional, pasó a tener una mayoría de derechas; convocando por decreto la creación de un nuevo organismo llamado Asamblea Nacional Constituyente, que se materializó en unos comicios de dudosa limpieza democrática el 1 de mayo de 2017.


También hay que decir, que la derecha venezolana en la oposición, no ha sabido adaptarse al nuevo liberalismo que en el siglo XXI debería imperar y que sigue siendo la derecha caciquil, dictatorial y retrograda de siempre, que con el afán de alcanzar el poder, parece dispuesta a todo incluso al golpe de estado si es pertinente. Ya lo demostraron cuando vivía Chavez y le montaron un golpe de estado, con secuestro incluido, con el amparo indirecto de los estados Unidos, y que fue abortado, cuando los pobres del país, confluyeron de forma mayoritaria en manifestación en Caracas, obligando a los que habían tomado el poder a restituir a Hugo Chávez de nuevo en el mismo.


La derecha hoy no ha cambiado casi en nada, y con el soporte de unos USA, mucho más derechizados desde el acceso de Trump a la presidencia, ha vuelto a intentar vulnerar la legalidad, para echar a Maduro del poder, con cajas destempladas. Aunque Guaidó, haya conseguido el soporte incondicional de Estados Unidos y de una buena parta de Latinoamérica, sobre todo de los países con regímenes de corte ultraderechista, como es el caso de Brasil.


A la Unión Europea, no le resulta fácil Ni apoyar directamente a un personaje como Maduro, cuyos errores en la gobernanza económica han conducido el país a la quiebra y una fuga de más de 3.000.000 de ciudadanos que se mueren literalmente de hambre; ni dar soporte a Juan Guaidó promotor de un golpe de estado de hecho en este país. Es por ello que la decisión de presionar a Maduro dándole un plazo para que convoque elecciones ha sido la única salida posible y democrática que el ente supranacional ha encontrado para afrontar la penosa situación.


Maduro demuestra una vez más su cortedad de miras, y recurre a la amenaza contra el opositor y contra quienes le apoyan, retratándose con los mandos de la milicia y mostrándose dispuesto, según sus propias palabras a convertir Venezuela en un nuevo Vietnam. Si Maduro fuera inteligente, habría convocado elecciones, Si Maduro tuviera el carisma de Chávez, estaría seguro de ganarlas y cerrar la boca a los opositores. Pero Maduro no es ni inteligente ni tiene carisma, por lo que lo más probable es que la situación en Venezuela derive en una masacre de consecuencias irreparables y de la que solo habrá un ganador. Las Petroleras estadounidenses gestionando el Petróleo de Venezuela.

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