El Sevilla se despeña en Villarreal

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Villarreal sevillaLas alarmas comienzan a encenderse en el Sevilla después del partido perpretado en el estadio de La Cerámica, donde cayó por 3 a 0 ante un Villarreal penúltimo y que llevaba 10 partidos sin ganar. Seguro que habrá muchas explicaciones para la debacle sevillista pero se pueden resumir en dos: Falta de intensidad (competitividad) en la primera parte y falta de eficacia en la segunda donde tuvo no menos de 4 ocasiones claras para, al menos, haber acortado distacia, lo que era mucho ante un equipo con la soga al cuello de la permanencia.


Hizo cambios Machín en su once. Unos obligados, como Banega, y otro por rotaciones. Así entraron Wober, Amadou, Roque Mesa y Munir como novedades junto con los Vacklic, Sergi Gómez, Kjaer, Mudo Vázquez, Jesús Navas, Promes y André Gomes. Y el invento no funcionó ni mucho menos. 


Con el Mudo de organizador a ritmo de pachanga, Roque Mesa ocupando más campo del que puede y todos sin intensidad para robar la pelota, los Cazorla, Bacca y compañía parecían internacionales de la mejor selección del mundo. Avisó el Villarreal con el balón parado, siempre rematados por jugadores amarillos. La respuesta del Sevilla fue intentar mantener el balón, pero lejos del área rival y así, cualquier robo o despiste te genera un problema. Sin tener ocasiones claras, los locales eran dueños del encuentro y tanto fue el cántaro a la fuente que un córner es rematado por Álvaro en plancha ante la pérdida de marca de Wober.


Sin embargo, si para algo sirvió el gol, fue para espolear al Sevilla, al que un mínimo de presión le servía para llegar al área rival, endeble y nerviosa ante la situación clasificatoria. Hasta 3 ocasiones claras tuvieron los sevillistas, aunque una en caso de gol hubiera tenido que ser anulada y en todas estuvo Munir. Primero la paró Asenjo, después el palo y la tercera fuera. Después de ese arreón más de lo mismo. El Villarreal dueño del partido y teniendo ocasiones, con un Pedraza imponente que pudo con Navas en todo momento. Y al borde del descanso, otro palo. Jugada de tiralíneas que acaba con Bacca sirviendo de tacón dentro del área para que Ekambi marcara sin portero.


Movió el banquillo tras el descanso Machín, metiendo hasta cinco jugadores de marcado carácter ofensivo como Ben Yedder y Sarabia. Esto, junto con el paso atrás dado por el Villarreal comenzó a generar ocasiones de gol para los visitantes. Y entonces llegó el segundo gran defecto, la puntería. Si no se cruzaba el defensa, era el portero quien detenía los intentos y sino eran los propios delanteros los que lanzaban fuera con posiciones con ventaja. La desesperación comenzaba a llegar a los jugadores al mismo tiempo que disminuían sus fuerzas. El lastre del resultado era demasiado grande y poco a poco el temeroso Villarreal iba saliendo de la cueva guiados por Cazorla. Avisó Pedraza con una jugada individual que detuvo Vacklic pero a la segunda acertó de pleno. Nueva internada del extremo que sin oposición batió por bajo al portero sevillista. Y pudo ser peor si a los dos minutos después Ekambi no tira al palo tras una nueva contra.


El resultado en Roma ha sido un espejismo a tenor de lo que se ve en liga, donde el equipo ha dado un bajón que hace que tenga que mirar hacia abajo, donde sus perseguidores se encuentran a tiro de piedra y no uno ni dos sino suficientes para amenazar incluso puestos de Europa League.

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