¿Seguirá la nueva política?

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Cosme modolell 2

Hace tan solo 7 años, irrumpía con fuerza en nuestro país, un fenómeno llamado “nueva política” de la mano de dos partidos, uno a la izquierda y otro a la derecha del espectro político. Podemos y Ciudadanos (C´s), el primero proveniente de la movilización popular conocida con el nombre de 15 M pretendía la regeneración de la izquierda en nuestro país, a través de un partido de nuevo cuño, sin vicios anteriores y con el asamblearismo como máxima expresión democrática. El otro, Ciudadanos, fundado por una parte de la intelectualidad catalana totalmente opuesta al nacionalismo catalán, basándose en la doctrina neoliberal europea, pretendía refundar una derecha española totalmente caduca entregada al conservadurismo e inmersa totalmente en el lodo de la corrupción. Unos y otros nacieron con fuerza sus jóvenes líderes, cargados de empuje, supieron en poco tiempo hacerse hueco, pillando votantes a uno y otro lado de su puesto en el espectro político. Así Podemos, fagocito en poco tiempo a Izquierda Unida y metió mano bastante fuerte en el electorado socialista, cuando los dirigentes del PSOE, no supieron estar a la altura, en el momento que desde el gobierno tuvieron que enfrentarse a la más grave crisis económica y en lugar de hacerlo desde la izquierda se lanzaron a las soluciones neoliberales que se proponían desde Europa. Acuérdense amigos de la frase de Zapatero: “Me cueste lo que me cueste”.


Ciudadanos que en un principio solo optaba a obtener votos en Cataluña, para oponerse a la deriva independentista del nacionalismo catalán desde el nacionalismo español, fue escogido por los poderes fácticos, como recambio de un partido Popular de futuro incierto por los numerosos casos de corrupción en los que estaba metido y que salían a la luz un día tras otro, Lo que seguramente no contaban los impulsores de este proyecto es que su líder Alberta Rivera, lo entendió como que ellos debían ser ya la substitución del PP conservador, tanto es así que no dudó ni por un momento en provocar un giro de noventa grados, abandonando la ideología liberal desde donde los fundadores del Partido, pretendían acceder a una mayoría electoral con votos proviniendo de socialistas y populares, para entregarse a un conservadurismo extremo, que ha provocado la reacción contraria a la que se esperaba, pues le ha quitado los votos que procedían del socialismo y le ha frenado la sangría de votos del partido popular, quizás por aquello que ellos son la copia, y los electores prefieren el original. Muy gráfica de lo expuesto hasta ahora, es la carta publicada por el País, de uno de los fundadores de Ciudadanos el catedrático Francesc de Carreras, donde de una forma muy clara y dura le saca los colores a Albert Rivera, para abandonar el partido a continuación.


A Podemos le ha sucedido algo completamente distinto. Hace ahora 5 años, la fuerza política que pretendía institucionalizar los valores reivindicativos del movimiento de los indignados que recordamos con el nombre de 15M irrumpía con fuerza en el arco parlamentario, consiguiendo colocar cinco diputados en el Parlamento Europeo, y mostrándose como el verdadero regenerador de la izquierda política de nuestro país, al más puro estilo trotskista o sea basándose en el asamblearismo como máxima expresión de la democracia. Pilló además a un PSOE en horas bajas, que aún no había encontrado el camino de su “aggiornamento” ni ofrecía soluciones a la terrible crisis económicas desde los criterios izquierdistas que todo el mundo esperaba de él. Algunos socialistas vieron en Podemos la representación de sus ideales y no dudaron en pasarse con sus bártulos a la nueva formación; sin embargo no contaban que el PSOE es un partido con más de 140 años de historia y que ha sabido adaptarse a los innumerables cambios de la sociedad en todo este tiempo. La fidelidad de la militancia a los valores tradicionales de Libertad Igualdad y Solidaridad, les llevó a buscar nuevos liderazgos y les apoyaron hasta vencer al anquilosado aparato, cuestión que les ha permitido en relativamente poco tiempo pasar de un decaimiento total a alcanzar de nuevo la presidencia del gobierno, después de unos magníficos resultados electorales el pasado 28 de Abril y 26 de Mayo. Cuestión que por lo que respecta a Podemos le ha significado la pérdida de de casi la mitad de los escaños que disponía en el Palacio de las Cortes.


Los partidos llamados de la “Nueva Política” han basado sus discursos en la necesidad de romper el bipartidismo existente desde la recuperación de la democracia en nuestro país para substituirlo por una nueva fórmula multipartidista que hiciera imprescindibles los pactos entre distintos, para potenciar según ellos la democracia en nuestro país. Sin embargo con la actuación que ambos han llevado en estos últimos años, la ciudadanía ha empezado a olerse que no era esta su verdadera intención si no substituir el bipartidismo del PP y el PSOE, por otro de nuevo cuño, de Ciudadanos y Podemos, aniquilando a los primeros tal y como sucedió al poco tiempo de empezar la democracia con UCD.


Como he dicho antes, la revolución que se ha producido en el PSOE, ha venido a cambiar las tornas, y su adaptación a la nueva realidad de este siglo XXI, le garantiza un pervivencia, por su capacidad demostrada de administrar el país en la nueva sociedad que en este siglo XXI defendiendo los intereses de las clases asalariadas y de pequeños emprendedores. Ahora y desde de la oposición que es desde el único sitio donde se pueden llevar a cabo los grandes cambios, el Partido Popular, deberá “aggionarse”, buscando nuevos liderazgos que le señalen el camino de la nueva realidad del siglo XXI y le alejen definitivamente de pretender volver a las realidades imposibles e injustas del siglo XX.


Hemos podido comprobar estos días, en que ha habido que pactar los ayuntamientos y algunos gobiernos autonómicos la nueva realidad de un sistema multipartidista, en la que nadie ha sacado mayorías absolutas, salvo raras excepciones y los pactos incluso los más inverosímiles se han producido casi en todas partes, desbancando a quien había celebrado la victoria electoral el 26 de mayo, cambiando incluso el color de un mapa, en estos quince días del color rojo que era a un color azul y en algunos casos con el verde de VOX que empieza a aparecer.


No creo que en el inmediato futuro volvamos a una situación de bipartidismo, aunque quizás por ello se requerirá de ajustar la ley electoral a esta nueva situación, para adecuarla a esta nueva realidad y dándole un carácter mucho más representativo que la actual tiene, donde se penaliza a las grandes connurbaciones a favor de la España rural, con diferencias estratosféricas, y se deja en manos de los partidos políticos los posibles pactos, dejando al margen a los electores. Una buena solución para ello sería establecer en las elecciones Municipales , un sistema a doble vuelta, por lo menos entonces quien tendría la última palabra sobre los pactos serían los ciudadanos.

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