La socialdemocracia y latinoamérica

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Cosme modolell 2

Escribo este post después de recibir una ingente cantidad de comentarios en mi página de faceboock, de parte de la comunidad latinoamericana a mi reflexión 'No es lo mismo la derecha que la izquierda', donde la mayoría expresaban sus desagradables vivencias, en los diversos países de la comunidad americana y de ascendencia latina.

Después de leer atentamente todos ellos e incluso contestar alguno, después de reflexionar profundamente sobre el desánimo que gran parte de ellos inspiran, he decidido compartir esta nueva reflexión sobre el tema al darme cuenta que los conceptos derecha e izquierda no tienen el continente americano, el mismo significado que en Europa y concretamente en España. Ante todo, debo admitir mi desconocimiento de la realidad latinoamericana y por lo tanto les ruego me disculpen si cometo alguna incorrección en el transcurso de este artículo que por otro lado agradeceré me hagan notar, con el fin de enmendarme y no volver a caer en el error además de comprender mejor estos países que de siempre he considerado hermanos. Mi percepción de lo que pasa en Latinoamérica se basa exclusivamente en lo que leo en los periódicos, y en mis conversaciones con algunos latinoamericanos residentes en España y mi estancia como turista el pasado mes de noviembre de 2019, en el sur de Chile y Argentina.

Entiendo que en Latinoamérica, no existe la gama de grises, allí todo es blanco o negro, políticamente hablando, los espacios del centro derecha o centro izquierda que en Europa son tan deseados de ocupar por los partidos políticos con pretensiones de gobierno, en el cono sur y centro América, sencillamente no existen, de la izquierda bolivariana pseudo comunista como la que representa Maduro en Venezuela se pasa a la derecha extrema como sería el caso de Jair Bolsonaro en Brasil que no duda ni por un momento en seguir predicando un concepto neo liberal en lo económico a pesar que resultó un tremendo fracaso en la solución de la pasada crisis económica financiera a partir del año 2007.Los que pretenden ser moderados de la banda izquierda como los peronistas en Argentina, llegan al poder después de un tremendo fracaso en la resolución de la crisis, con la doctrina neoliberal de la derecha que se ha saldado con más hambre y más desigualdad social, pero con una mochila de corrupción del kichnerismo que le sigue dando poca credibilidad. La tremenda fractura social que se apunta en Chile, imposibilita la aparente voluntad de Sebastian Piñera de presentarse como un liberal moderado en lo económico y un gestor eficaz en lo social.

Intuyo también con enorme preocupación que en nacionalismo sigue muy activo en la ciudadanía y la separación étnica, sobre todo con las comunidades indígenas sigue siendo considerado un valor inmutable y ello me lleva a pensar que va a ser un grave impedimento para conseguir aunar esfuerzos en el empeño de alcanzar la fortaleza necesaria para sacudirse el lastre de la dominación y explotación del vecino del norte.

No es desde la radicalidad y el extremismo, que en este siglo XXI, se van a conseguir los cambios sociales, si no desde el respeto más absoluto a las normas democráticas y el tener claro el concepto que la riqueza generada con el trabajo y el esfuerzo, no pertenece a unos pocos sino a la totalidad de los ciudadanos y que es a través de una justa fiscalidad como debe ser repartida equitativamente.

A mi entender, solo el socialismo democrático, garantiza el cumplimiento de estos principios y empieza a ser urgente que esta doctrina regrese a Latinoamérica y acabe imponiéndose para que de forma totalmente pacífica acabe por transformar la injusta realidad presente y más pronto que tarde consiga entrar el continente americano en la nueva, justa y equitativa sociedad del siglo XXI. Partiendo de la superación del nacionalismo e iniciando el camino hacia la construcción de nuevos entes supra nacionales que estén en condiciones de competir de igual a igual con las grandes corporaciones multinacionales, la mayoría de origen estadounidense. ¿Por qué no empezamos a pensar en unos Estados Unidos Latinoamericanos?

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