Huyendo de la guerra

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Estos días contemplamos horrorizados en la pantallas de televisión, como una ingente cantidad de seres humanos, pierden la vida ahogados en el Mediterraneo, en una desaforada carrera huyendo de la barbarie más absoluta de una guerra, organizada desde las altas esferas de los países denominados civilizados, para seguir manteniendo un régimen pseudocolonial, en una de las zonas más ricas en petróleo de todo el planeta.


Una guerra además basada en una gran mentira, como fue la que lanzaron Bush, Aznar y Blair y algún que otro que se salió a tiempo de la famoso foto de las Azores, para evitar un peligro mundial como eran unas inexistentes armas de destrucción masiva en manos de un dictador de tres al cuarto, como era Sadamm Huessin. Si amigos, de aquellos polvos viene los actuales lodos, pues el gobierno títere que los USA instalaron en el fallido estado de Irak, para poder seguir explotando yacimientos a precio de saldo; se ha mostrado totalmente incapaz, como por otro lado es natural, de contener la instalación en su territorio del llamado Estado Islámico, un engendro terrorista y nihilista, que si acaba representando una seria amenaza a nuestra civilización occidental.


La mal llamada comunidad internacional, con la mentalidad imperialista, propia de la ideología derechista más rancia y siguiendo los dictados de la escuela económica de Chicago, vino preconizando desde los años 70 del pasado siglo XX, el abono de dictadores en todas aquellas zonas del planeta que pudieran ser susceptibles de expolio de recursos naturales, con el fin de mantener la situación de privilegio que podía perderse con la descolonización. El resultado si bien económicamente resultó muy rentable, las atrocidades cometidas por estos sátrapas a su servicio, y la facilidad de llegada de las noticias de los mismos a todo el orbe planetario, les hizo desistir de la idea y cambiarla por otra que en cierta forma resulta peor, como es la derribar a los dictares, sin consolidar democracias ni estructuras de estado, por lo que en medio del alboroto poder pactar con cuatro bandoleros para conseguir sus propósitos, sin recibir castigo ninguno de opinión pública pues todo se dirige desde despachos situados a miles de kilómetros de distancia.


Las consecuencias directas de estas políticas, son millones de personas en busca de auxilio y protección, que se ven obligados a huir de la violencia y la pobreza extrema en sus países de origen y a los que el primer mundo rechaza y deja morir entre las olas del Mediterraneo, o por malos tratos en las vallas de Melilla. Mientras que los bien pensantes de nuestra democrática UE, dicen no poder admitirlos, ni darles solución alguna a su cruel destino. La perversidad de estos dirigentes, llega al punto haber transmitido a buena parte de la población la insensibilidad con este problema y cuando intentas ponerlo de manifiesto en toda su crudeza te dicen que nuestra economía no puede atender este alud de personas, indicando sin mencionarlo, que ya va bien que unos cuantos miles se mueran por el camino, pues al fin y al cabo son menos bocas que atender.


Solo con devolver lo que les han robado o casi diría cortar de forma inmediata el latrocinio que aún seguimos practicando, se acabaría con esta infamia que nos debería avergonzar a todos, y estos ciudadanos del mundo no deberían huir de su país. Claro que a lo mejor, próceres como Bill Gates i Zukenberg, no nadarían en la abundancia en que lo están haciendo, ni tranquilizar su conciencia con obras de Caridad.


La hipocresía de nuestro dirigentes europeos, ante esta cuestión, llega ya a límites que rayan la indecencia, por cuanto no solo se están aprovechando de la debilidad de unas personas, si no que nos están vendiendo a todos que dejar que los expoliados sufran las consecuencias de miseria y crueldad lejos de nuestras fronteras es para preservar nuestra civilización.


Me niego totalmente a seguir esta nueva forma de fascismo internacional; me rebelo en contra de esa organización que necesita explotar despiadadamente a otros seres humanos, para vivir en la opulencia y invito a los pensadores actuales no comprados por el fascismo internacional a construir las bases de una nueva y gran revolución mundial, donde la justicia social destierre la explotación del hombre por el hombre.


Invito a todos a la desobediencia, invito a abrir las puertas de Europa a todos estos desgraciados que huyen de la miseria y la violencia que los europeos y americanos les hemos procurado, invito a compartir con ellos, lo poco que tenemos y junto con ellos arrebatar las riquezas de los poderosos., para construir una nueva sociedad presidida por la igualdad en derechos.

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