El centro derecha y la extrema derecha En España

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Cosme Modolell

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En los, por muchos añorados años del bipartidismo, algunos se extrañaban que en España no existiera la extrema derecha, salvo unos pequeños grupúsculos que no representaban peligro para nadie y que la policía tenía bajo control. Ha pasado el tiempo y el bipartidismo pasó a mejor vida aunque y viendo lo que está sucediendo en estos últimos tiempos, pienso que entre unos y otros lo intentan resucitar de nuevo; el caso es que con la escisión del PP de su lado más ultraderechista, formando VOX nos dimos cuenta que la extrema derecha se encontraba desde el inicio de la democracia agazapada en el interior del PP. En particular desde que D. José Maria Aznar, fue encumbrado por el ex ministro franquista Manuel Fraga Iribarne.

Como buen discípulo de Antonio Cánovas del Castillo que es, Aznar se dio cuenta que la fuerza de la derecha era la unidad de conservadores y liberales pues si se fragmentaban, las grande mayorías de izquierdas les podían arrebatar el poder, como ya había sucedido desde 1982 en nuestro país. Si embargo el ínclito amigo de George W Bush, no supo o no quiso evitar el gran peligro de la corrupción que siempre acaba conduciendo a la fragmentación por mucho que algunos opinen que es un motivo de cohesión y ponen de ejemplo a la mafia siciliana, pero los que así opinan deben tener en cuenta que la férrea disciplina que una organización corrupta comporta, es totalmente incompatible con un régimen de libertades como es la democracia, pues en el ejemplo que se pone de la mafia siciliana, solo se mantiene en base al terror.

El Partido Popular desde su fundación como resultado de la evolución de la antigua Alianza Popular, a pesar de pretender en sus inicios, el convertirse en emulo de la derecha europea, sea por lo que sea, algún día los historiadores sabrán decirnos el porqué, fue desplazando a los demócratas cristianos para situarse en el nuevo populismo, que en el mundo empezó bajo el liderazgo de George W Bush y acabó con la caída de Donald Trump de la Casa Blanca. Por el contrario en Alemania, la cosa ha ido completamente en sentido contrario, cuando la CDU sigue firme en posiciones moderadas y centradas, apartándose y renegando día si y otro también de cualquier connivencia por mínima que sea con la extrema derecha; quizás por el recuerdo de sus ancestros que en 1933 aprobaron en el Bundestag la Ley de capacitación, que facultaba al gobierno presidido por Hitler la aprobación de leyes sin necesidad de presentarlas al parlamento, cuestión que significó de hecho el fin de la democracia y el inicio de la dictadura nazi.

Es aquí quizás donde reside la gran diferencia entre la derecha alemana y la derecha española, que a la primera le supo una amarga derrota, su posición favorable al nazismo en los años 30, y en cambio la española, nunca ha renegado de sus años dorados bajo la dictadura de Franco.

Partiendo de esta base y fracasado el experimento de crear un nuevo partido liberal, separado del Partido Popular, como fue Ciudadanos; cuando su líder Albert Rivera se pasó con todos sus bártulos a la órbita del PP en lugar de intentar mantener por un tiempo la equidistancia entre el PP y el PSOE, hasta la caída total de los populares, cuestión que casi con toda seguridad le hubiera procurado convertirse en el líder de una nueva derecha en España totalmente homologada por sus correligionarios europeos; a todos aquellos demócratas de derechas, que haberlos hay-los, huérfanos de formación política en nuestro país, solo les queda sostener al gobierno socialdemócrata actual hasta que de nuevo se configure una potente formación política capaz de defender dentro de los cánones estrictos de la democracia, sus intereses y una visión de futuro acorde con el resto de la UE. Pues queda bien claro estos días en que se está dirimiendo en los juzgados la corrupción del PP que va a ser imposible que una derecha como esta pueda liderar el nuevo sistema económico que en todo el orbe planetario se está configurando para este nuevo siglo XXI, donde el capital humano debe estar en condiciones de igualdad al capital económico en los elementos productivos y donde el poder del sector financiero, debe quedar relegado a una segunda o tercera fila en beneficio de los verdaderos creadores de riqueza,

Piensen ustedes que la aparición de personajes de la talla de Donald Trump, Bolsonaro, Victor Orban, marine Lepen, o Boris Johnson o Nigel Farage, no es otra cosa que un intento desesperado de algunas élites empeñadas en mantener sus privilegios en base a poner palos al avance del progreso, del mismo modo que a principios dela revolución industrial, los obreros destruían las máquinas de vapor, para evitar la pérdida de puestos de trabajo, sin darse cuenta que la adaptación a los nuevos tiempos y las nuevas tecnologías, acabaría proporcionando más trabajo y en mejores condiciones.

Para acabar, solo decirles que espero y deseo que el poder judicial español, sea capaz de depurar las responsabilidades de los actuales dirigentes de la derecha española y que una nueva generación de dirigentes, dispuestos a cortar de verdad con su pasado reciente, consiga situarse al frente de un nuevo Partido Popular, totalmente renovado, capaz de dirigir y dar cobertura a los intereses de esta nueva derecha que se debe configurar en este siglo XXI.

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