Del bipartidismo a los bloques

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Debo reconocer, aunque me duela, que aquellos que nunca se han caracterizado por la defensa de la democracia en nuestro país, como banqueros, jerarquía eclesiástica, rentistas, adinerados, etc. etc. han conseguido uno de sus objetivos, como el de inocular en la mentalidad de la población española en general, el mensaje que los partidos políticos, institución básica en cualquier democracia que se precie, se han prostituido y se han convertido en elementos distorsionadores del gobierno del pueblo.


Desde una posición que pretende ser purista, se aprovechan de la sincera extrema radicalidad propia de la juventud, para lanzar mensajes en apariencia, nobles y sinceros, pero con la malévola intención de introducir el germen de la división en el seno de la izquierda; en particular a partir del momento donde desde la oposición se inician los pasos necesarios en la buena dirección para regenerarse de los errores cometidos. Me refiero en concreto al ascenso a secretaria general del PSOE de Pedro Sánchez y a su discurso de reconocer errores, propósitos de enmienda y presentación de programas que inducen a pensar en la posibilidad que el PSOE, pueda recuperar el poder y devuelva al país a la senda del progreso como hizo en la década de los 80 y buena parte de los 90.


Hoy los poderes fácticos en España presentándose como falsos adalides de la democracia liberal, pretenden subvertir algo que ellos mismos crearon en los albores de la democracia española, más o menos a partir de los años 80 del pasado siglo XX, cuando ante la caída imparable del régimen autárquico, decidieron apostar por un juego entre dos partidos, a los que ellos desde diversos estamentos, (léase bancos o directamente corrupción), pudieran controlar. Así nació el bipartidismo en nuestro país, dos fuerzas en apariencia confrontadas pero controladas desde el mismo punto, la financiación.


No quiero decir con esto que los militantes y dirigentes de los partidos actuaran de mala fe, si no todo lo contrario, pues los poderes fácticos en la Europa de entonces habían entendido que ya no podía seguir acaparando el noventa por ciento del pastel, si no que en aras de una paz social y una mejor productividad, debían ceder una parte importante de la tarta, que se tradujo en lo que se llamó Estado del Bienestar, al fin y al cabo un reparto más justo de la riqueza generada.


Una crisis económica, a mi modesto entender provocada con toda la mala intención, hace estallar el sistema en muchos países, en vías de desarrollo, como en el caso de España, y pone al descubierto las miserias del bipartidismo, cuando unas comunicaciones que devienen cada día más incontrolables ponen al descubierto las miserias de unos y otros. El Partido Socialista primero, es expulsado democráticamente del poder en 2011 con la terrible acusación de haber practicado políticas neoliberales y recortes en los derechos sociales, siguiendo las directrices de una todo poderosa UE. Inexplicablemente, los españoles dan la mayoría absoluta al máximo representante del neoliberalismo el Partido Popular, que si bien durante los últimos dos años del gobierno socialista, le ha recriminado a este el atentado contra los derechos básicos de los trabajadores; no haría otra cosa al llegar al poder que endurecer aún más los recortes sociales, procurando al país, un retraso en este aspecto de por más de 20 años.


Los dirigentes socialistas en la oposición, se dan cuenta que el sistema toca a su fin y empiezan a preparar la renovación de su formación política, en forma de abrir paso a una juventud, totalmente limpia de los errores cometidos y con una renovación de estrategias, (celebración de primarias), o sea manteniendo los principios básicos, y adaptándose a la nueva realidad.


Desde los poderes fácticos la reacción no se hace esperar y bajo mano, con disimulo, se potencia desde los medios de comunicación una nueva fuerza de izquierdas, altamente idealista, lo que la hace fácil de controlar para que recoja los beneficios de una campaña a todas luces orquestada de desprestigio del PSOE al que se emula a un Partido Popular, que debido a su implicación en alto grado con la corrupción se considera amortizado y destinado a desaparecer. Esto obliga a crear una nueva fuerza emergente en la derecha que canalice el voto de este sector y la encuentran potenciando a una formación nacida en Cataluña, de carácter plenamente nacionalista español y opuesta al nacionalismo catalán que presentan como al gran regenerador de la derecha democrática española, capaz de emularse a la derecha europea.


Llegan las elecciones municipales y autonómicas del 24 de mayo del 2015 y los fácticos de este país, comprueban con satisfacción haber alcanzado sus objetivos, por cuanto la izquierda se encuentra plenamente dividida y la nueva derecha, adquiere un papel decisivo, en gran parte de poblaciones y autonomías del país, lo que les augura un remate final en las generales del próximo otoño.


Pero…. Algo puede dar al traste con estos propósitos, pues según apuntan en algunas partes, PSOE y PODEMOS se pueden llegar a entender y si al final resulta que para PODEMOS, el PSOE no es la peste y el origen de todos los males de la sociedad española, y para el PSOE, PODEMOS deja de ser este grupo de radicales que no tocan de pies en el suelo, se podría acabar configurando un bloque de izquierdas que con toda seguridad si daría al traste con las pretensiones de los poderes a la sombra y de una vez por todas, e iniciar en España una autentica revolución social que nos lleve a la senda del progreso.

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