No va a ser fácil

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Cosme modolell 2Cosme Modolell

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Que nadie se lleve a engaño, salir de la crisis con dignidad para las clases medias y populares, no va a ser nada, pero que nada fácil en España. Si bien el hecho de sacar del poder al Partido Popular, es condición sine qua non para poder acabar con las políticas de austericidio en nuestro país, e iniciar el camino para la recuperación de los derechos sociales perdidos, restaurando un estado del bienestar que atienda las necesidades básicas de los ciudadanos; no es tarea suficiente para conseguir el gran objetivo, pues requiere de implicación de todos y cada uno de nosotros, ciudadanos de a pie.


En las elecciones generales que se avecinan, y cuya pre campaña electoral ha comenzado ya, vamos a oír promesas de todo tipo, Unos y otros se venderán como poseedores del bálsamo de “fierabrás” capaz de curar todas las heridas y procurarnos, sin que nos movamos del asiento, toda suerte de venturas en el próximo futuro; sin embargo, lo más seguro es que nos suceda lo mismo que a Don Quijote, que al tomarlo nos produzca una diarrea de campeonato.


Por todo ello debemos meditar muy mucho nuestra decisión a la hora de emitir el voto, sin dejarnos deslumbrar por charlatanes de feria y confiar solo en aquellos que con los dos pies en suelo, les veamos capaces de aunar nuestros propios esfuerzos para dirigirlos al buen camino, que en un futuro, quizás no muy lejano, nos permita gozar de nuevo de un estado del bienestar, donde la riqueza que generemos se reparta equitativamente en forma de servicios universalmente accesibles y de altísima calidad.


También vale de señalar la imprescindible necesidad que todos y cada uno de nosotros debemos cambiar el chip de nuestra manera de actuar, tomando responsabilidades que hasta hoy creíamos no nos correspondían y dejando la comodidad del que otros piensen por nosotros y nos resuelvan los problemas, para ser capaces de tomar las riendas del carro y conducirlo al camino que más convenga a la colectividad. ¿Vamos a seguir dejando que una pequeña élite de financieros, que sin haber sido elegidos democráticamente, siga determinando el destino del mundo? ¿No les parece que habría de cambiar la actual idea de la propiedad de los medios de producción de bienes y servicios, del capital a los que lo trabajan? ¿No estaría bien adecuar a la realidad actual aquello de “la tierra para quien la trabaja”?


La primera lección de la crisis económica que deberíamos sacar es que las grandes élites del capitalismo mundial, han acabado por ejercer el control absoluto, sobre todo el orbe mediante la deuda, al haber conseguido gracias a la llamada revolución neocon, que materializaron Ronald Reegan y Margaret Tatcher en los años 90, hacerse con los títulos de los particulares a través de los bancos, además de los de la deuda pública de gran parte de los países; imponiéndose de esta forma por encima de los gobiernos democráticamente elegidos.


Por lo expuesto hasta aquí, les digo amigos que deberíamos hacer caso de estos pensadores que hoy en día ven peligrar el sistema democrático, en pro de una dictadura de los llamados mercados, estos entes, que ni tan siquiera podemos ponerles rostro, pero que sin que nadie los haya elegido, son capaces de hundir un país entero en la miseria, o cargarse un ente supranacional que ha costado más de 60 años de construir como es la Unión Europea, que no son agoreros catastrofistas como los califican los voceros de la derecha de nuestro país, si no todo lo contrario, gente que ha reflexionado profundamente y llegado a conclusiones, no precisamente muy agradables para la mayoría de ciudadanos, del mundo civilizado.


El camino hacia una nueva sociedad, donde la democracia recupere el poder real, no va ser precisamente un camino de rosas, si no lleno de tropiezos y trampas muy peligrosas que deberemos sortear con habilidad, sin perder nunca de vista el objetivo; un camino que en un país como España, va a contar con numerosas deserciones de muchos de los que hoy son considerados patriotas acérrimos, pero disponen de suculentas cuentas en Suiza u otros paraísos fiscales, u estos otros para los que su única patria es su bolsillo y no dudan en des localizar empresas o colocar su capital en lugares donde se les garantice una rentabilidad inmediata. Ello nos va a procurar empezar muchas cosas desde cero, y volver a levantar la industria, las empresas de servicios, en particular los financieros, desde un nuevo concepto de propiedad, partiendo del único capital, que no nos han podido ni podrán robarnos nunca, como son nuestras manos.

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