La reforma del poder judicial es necesaria e imprescindible

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Cosme Modolell

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Parece ser que los poderes tácticos del planeta, estos que desde las sombras dirigen el mundo, han decidido, que democracia ya no les sirve adecuadamente a sus perversos intereses y que la evolución de la misma, y gracias al buen uso de las nuevas tecnologías de la comunicación puede llegar incluso a haceles peligrar su propia existencia como clase social y deban abandonar la posición de privilegios que ostentan desde tiempo inmemorial.

Hacia los años 80 del pasado siglo XX, se adueñaron de los medios de comunicación de masas y en base a una calculada desinformación en base a un principio tan antiguo como aquel de que “Una mentira repetida mil veces se convierte en verdad” y una adecuada ocupación de gran parte de las redes sociales, mediante trolls e infiltrados de todo tipo, han conseguido mantener a la sociedad actual con un nivel de desinformación tal, que muchos de los individuos han acabado, sometidos cuando ellos mismos les han situado en frente un liderazgo fiel a sus intereses, grandes masas de población les han seguido como fieles devotos. Vean sino amigos los apoyos que en Estados Unidos sigue teniendo Donald Trump según las encuestas, o Bolsonaro en Brasil que con una fatal gestión de la pandemia Covid-19 ha condenado a morir a más de medio millón de ciudadanos brasileños.

En España, no somos tan distintos al resto del planeta y aunque en las últimas elecciones generales conseguimos un gobierno de clara ideología izquierdista y que administra con honestidad y eficacia, vemos que la derecha, culpable de corrupción institucionalizada, condenada judicialmente, sigue contando entre las clases populares con un notable apoyo fuera de toda lógica; a nos er que tengamos en cuenta el apoyo incondicional que recibe de casi todos los medios de comunicación y la subordinación a la que tiene sometido las altas magistraturas del estado. Como hemos podido comprobar al analizar los resultados de Madrid, donde el populismo que representa Díaz Ayuso ha obtenido una victoria aplastante en los barrios obreros de la capital.

A todos aquellos que nos gusta analizar nuestra historia reciente, desde la más honesta perspectiva, coincidimos en que la “modélica transición española” adoleció de un grave defecto, al no acabar el proceso con un rompimiento tal con el pasado dictatorial, cuestión que 43 años después nos sigue pasado una factura terrible en forma del auge de partidos como VOX, que en nuestro sistema democrático deberían ser ilegales; además de la incomprensible influencia por no decir en grado de total dominio del poder judicial por parte de esta anti democrática ideología, y es aquí, donde a mi entender, reside la gran clave que no ha permitido hasta hoy culminar la transición de forma netamente democrática, mandando al basurero de la historia cualquier asomo de connivencia con el franquismo.

Muchos se preguntan en este país, porqué el PSOE, cuando en el año 82 consiguió la mayoría absoluta de diputados, cuando supo reformar el estamento militar, cuando de un plumazo mandó a la reserva todos los altos cargos que habían participado en la Guerra Civil, y potenció el acceso al escalafón de elementos afectos a la democracia. No pudo o no quiso hacer lo mismo en el estamento judicial quizás como dicen algunos esta cuestión formaba parte de las condiciones del pacto secreto, complementarios a la ley de Amnistia, para permitir al franquismo irse de rositas, incluso 43 años después.

Les confieso amigos que a pesar de las apariencias nadie puede asegurar la existencia de pacto alguno y si así fuera, Pedro Sánchez Perez Castejon está demostrando la firme voluntad de no tenerlo en cuenta y poner punto y final a la superveniencia en el tiempo de este pasado del que casi nadie en este país se siente orgulloso.

La negativa del Partido Popular a la renovación de los cargos caducados en las altas instancias de la judicatura española, junto a las decisiones de dudosa imparcialidad en lo que se refiere a los temas de corrupción que afectan al PP, son muestra patente que a este tercer poder el estado de derecho no le hace falta solamente un cambio de caras en su cúpula, sino un baldeo a fondo junto con una apertura de ventanas para que un nuevo y limpio aire las transforme de arriba abajo.

Del mismo moco que el gobierno actual que preside Pedro Sánchez, se ha propuesto y está consiguiendo la definitiva ruptura con el pasado franquista, desde un prisma no de olvido si no de justicia, única manera de sanar de una vez por todas la herida traumática de la división social. Estoy seguro que va a encontrar el camino que supera los obstáculos que el PP pone a la reforma en profundidad del estamento judicial, con el fin de arrebatárselo de las manos fascistas que hoy lo tienen copado.

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