Más de veinte años abrigando sonrisas

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Cada martes y jueves el local situado, actualmente en la calle Aceitunera, el Ropero Social de la Humillación,abre sus puertas para repartir ropa, zapatos y mantas entre las personas que más lo necesitan.


Ropero social humillacion

Dentro de la obsesión consumista que padece la sociedad actual donde la mayoría de las personas cuentan con roperos cargados de más ropa de la necesaria o numerosos pares de zapatos, existen otras que desgraciadamente no pueden permitirse la compra de un buen abrigo para pasar los meses de invierno o unos zapatos nuevos para sus hijos. En medio de este amargo contraste y pasando por alto el individualismo y la falta de empatía del individuo contemporáneo, hay personas comprometidas con la acción de ayudar a los demás, es decir, de ocupar su tiempo realizando una labor social.


El Ropero Social de la Hermandad de la Humillación del municipio de Camas lleva más de veinte años repartiendo ropa entre las personas que más lo necesitan. Aunque ha estado ubicado en diferentes lugares, nunca ha faltado a su cita. Actualmente, se encuentra situado en la calle Aceitunera esperando cada semana a que lleguen los martes y los jueves para abrir sus puertas de 18:00 a 20:00h con el objetivo de provocarle una sonrisa a esas personas que están atravesando una difícil situación.


En el Ropero Social de la Humillación trabajan desinteresadamente siete mujeres: Consuelo Garrido (diputada de Caridad), Pepi López (auxiliar) y cinco voluntarias. Entre todas realizan una labor encomiable al organizar, ordenar y preparar toda la ropa, zapatos, juguetes, mantas y colchones que les llegan a través de donaciones de personas o de comercios.


"Nuestra principal motivación es ayudar a la gente, porque la caridad debe estar antes que nada", explican Consuelo y Pepi. Ambas subrayan también que "hoy en día tenemos demasiadas cosas que no necesitamos y que no valoramos". Según cuentan, la mayoría de las personas usuarias son inmigrantes, aunque destacan que "en los últimos años cada vez son más las personas del municipio y de otras localidades las que hacen uso del ropero social". Un dato a tener en cuenta, es que, al parecer, "las familias cada vez piden más ropa de niña y de niño". Por este motivo, tanto Consuelo como Pepi han hecho un llamamiento para que se done ropa de niño y de niña de entre 6 y 14 años, además de mantas y juguetes.


El Ropero Social de la Humillación seguirá funcionando gracias al empeño de la hermandad y de las voluntarias que dedican su tiempo a esta admirable labor. De la misma manera, es importante recordar que es fundamental la colaboración ciudadana, ya que cada donación por pequeña que sea permitirá que otras personas puedan vestirse y, también, vestir a sus hijos. 



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