La UE debe transformarse para resistir

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Al principio de la crisis económica, allá por el año 2008, cuando un derechista como Sarkozy, predicaba la necesidad de refundar el capitalismo, restableciendo o creando nuevos controles sobre los llamados mercados financieros. En el viejo continente comenzaba el clamor de muchas voces pidiendo “mas Europa”, como fórmula para avanzar en la solución de la crisis, en base a aunar esfuerzos, mancomunando la deuda y hacer frente al tremendo ataque que los llamados mercados, habían emprendido contra el intento que una nueva potencia, viniera a truncar el “stablishmen”, compitiendo en igualdad de condiciones con los más grandes del planeta.


Si amigos, aunque algunos se empeñen en negarlo, desde USA, hasta el 2001, poseedores de la única moneda para efectuar transacciones internacionales, en particular del comercio del petróleo, empezó a ver peligrar su hegemonía cuando el Euro, a partir del uno de enero del año en cuestión, se fue introduciendo en los mercados internacionales siendo, no solo aceptada por los grandes operadores del sector petrolífero, sino que también como diversificación de riesgo en los países emergentes como China, poseedores de una enorme liquidez en divisa americana; es pues así que sin dudarlo ni un momento y aprovechando la confusión creada, se lanzaron al ataque en los puntos débiles de una Europa a medio hacer, Grecia, Portugal, Irlanda, España, Italia; aprovechando la poca solidez de unas economías basadas exclusivamente en la especulación, e incapaces por el momento de generar verdadera riqueza.


Hoy vemos con asombro, que las voces de aquellos que con acierto veían en el avance hacía una mayor integración de los 29 miembros de la UE, incluso con serios progresos hacia una estructura federal, han sido acalladas o quizás mejor decir desoídas, hasta el punto que por algunos lares en el sector oriental, el ultranacionalismo de la derecha extrema se ha impuesto, ocupando gobiernos, como el caso de Polonia, Hungría, Dinamarca; el renacimiento de partidos neonazis, como en Alemania, Francia, Grecia, el Reino Unido, Suecia, Holanda, Bélgica, etc. etc. que están obteniendo por primera vez desde el final de la II Guerra Mundial escaños en los respectivos parlamentos, mientras que las democracias cristianas de estos mismos países, giran peligrosamente hacia la derecha impulsando un cierto euroescepticismo con el fin de no perder cuota de votantes nacionalistas, ideológicamente hablando.


Solo en los países del sector Mediterráneo, incluyendo entre ellos a Portugal, quizás hartos de unas políticas de austeridad y entendiendo un futuro de la UE, como potencia económica cierta en el nuevo modelo planetario que se avecina, optan por gobiernos de izquierdas a los que además de unas nuevas políticas nacionales que tengan como objetivo un reparto justo de la riqueza generada y una restitución de los derechos sociales que les han sido arrebatados en los últimos años, se va exigir un avance decidido en la construcción de una Europa claramente Federal, que esté en condiciones de plantar cara y competir con todas las demás potencias, en un mundo que nuca más va a ser bipolar, como en la segunda mitad del pasado siglo XX, si no multipolar.


Solo la izquierda socialdemócrata, como ya se demostró en acabar la segunda guerra mundial, es capaz de avanzar significativamente hacia unos verdaderos Estados Unidos de Europa, bajo un sistema de organización federal, donde se respeten las diferencias, manteniendo una igualdad en los derechos de todos los ciudadanos; donde de una vez por todas superemos la egoísta idea del nacionalismo disgregador y confrontador, para aceptar una continua colaboración hacia un mismo objetivo, bajo los principios del dialogo la negociación y el pacto continuados, sin confrontación ninguna. Un lugar donde sepamos ver lo que nos favorece, aceptando sin recelo ninguno a estos miles de refugiados que hoy están llamando a nuestras puertas pidiendo asilo, y entendamos que es mucho más, que los inconvenientes fácilmente superables que ello nos puede conllevar.


Por lo dicho hasta ahora, cabe ver la gran importancia de la transformación para el futuro inmediato de la UE, que Pedro Sánchez consiga formar un gobierno de izquierdas en España, la cuarta economía de la zona euro, pues junto con la segunda economía, Francia con François Hollande un socialdemócrata al frente; la tercera Italia con un izquierdista moderado como Mateo Renzi, a la cabeza. Y teniendo en cuenta que en la primera economía, Alemania, los socialdemócratas, forman parte del gobierno, aunque en coalición con la neoliberal CDU. Es bien fácil comprender que avanzar en una Unión de tipo federal, resulta fácilmente factible; y les prometo amigos, que ante esto, incluso los más euroescépticos, como parece ser los británicos, no les va a quedar más remedio que reconocer que es por ahí, el único camino a un futuro de paz y progreso para todos los europeos.


Pensemos en ello amigos e intentemos luchar por un mundo mejor para nuestros hijos y nietos que el que a nosotros nos ha tocado vivir. 

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