Pedro Sánchez "El traidor"

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Cada día se hace más pesado llenar de letras un folio en blanco para hablar de un tema tan manido y repetido que lleva ocupando portadas desde el mes de diciembre de 2015. Lo bueno de todo esto es que ha servido para que muchos se enteren de que vivimos en una campaña electoral permanente y que desde el mismo momento que termina el recuento del último voto los partidos ponen en marcha la maquinaria electoral para los siguientes comicios. Sean éstos dentro de cinco meses o de cuatro años.


El próximo 26 de octubre se cumplirá un año desde que el Rey disolvió las Cortes para la celebración de las elecciones del 21 de diciembre. Desde entonces, la interinidad y la indefinición han caracterizado el rumbo político en España. Se van a cumplir doce meses en los que el Gobierno de Rajoy se sigue reuniendo cada viernes pero sólo aprueba reales decretos y acuerdos sin ningún contenido político. Este es el escenario que rodea a un país que se encuentra en una incipiente recuperación económica, todavía débil, al que muy posiblemente acabará pasando factura la preocupación de inversores internacionales que acarreará un más que probable encarecimiento de la deuda pública y la prima de riesgo, porque son muchos los bancos y fondos de inversión que han congelado sus planes para invertir aquí, temiendo las medidas en las que pudiesen verse inmersos por cambios legales y regulatorios.


El parón institucional al que algunos nos tienen sometidos, buscando su propio beneficio personal sin mirar los verdaderos intereses del conjunto de los españoles, impiden que en este país gobierne la lista más votada, y por tanto impiden a Mariano Rajoy tomar medidas de calado en la lucha para la reducción del desempleo, en asuntos del Estado del Bienestar, sanidad, educación o la subida de los dos eurazos que podrían recibir de más los pensionistas, gracias a la senda de recuperación económica en la que nos ha metido el Gobierno del Partido Popular.

España no está para experimentos. Se le podrá criticar muchas cosas a Rajoy, pero entre sus defectos no se puede decir que esté el tomar decisiones que puedan alarmar a la sociedad. Frente al populismo y la inexperiencia de otros líderes políticos españoles no podemos olvidar cómo el hoy presidente en funciones, mientras el mundo entero miraba con estupor uno de los mayores atentados ecológicos por el que se esparcieron más de 77.000 toneladas de fuel por las costas gallegas, tranquilizaba al planeta diciendo que no había por qué preocuparse, puesto que sólo eran unos hilillos de plastilina lo que se estaba desparramando. ¿Y qué me decís de la corrupción? Este asunto se ha convertido en el segundo problema de los españoles por detrás del paro, y es por ese motivo por el que el Partido Popular ha cogido la bandera para acabar con esta lacra que rodea a la política española y no les ha tembado el pulso para firmar un acuerdo por la mañana con Ciudadanos para atajar este problema y proponer, por la tarde, al ex ministro Soria para la presidencia ejecutiva del Banco Mundial.


Ya está bien de hacernos perder más el tiempo. Todas las editoriales de los principales medios de comunicación, líderes de otros partidos políticos y periódicos de reconocido prestigio internacionales están pidiendo a voces que se forme ya un Gobierno en España. Los resultados que arrojaron las urnas en las últimas elecciones no dejaron lugar a dudas de que el Partido Popular, con cerca de ocho millones de votos, fue el partido más votado, mientras más de 16 millones de españoles, no sé yo qué podrían estar pensando, votaron a otras fuerzas políticas.


El pueblo ha hablado alto y claro, y quién es Pedro Sánchez para traicionar la voluntad popular y oponerse a que nos gobierne el partido político al que han votado tres de cada diez españoles y que está procesado en cinco causas en calidad de imputado a título lucrativo, responsable civil subsidiario, e investigado penalmente por blanqueo de capitales. Cómo osa el líder socialista a impedir que nos gobierne el partido que tiene causas judiciales abiertas contra cuatro ex ministros (de los gobiernos de Aznar y Rajoy), tres ex presidentes autonómicos, once ex diputados y ex senadores, diecisiete ex consejeros autonómicos, siete ex presidentes de diputaciones provinciales, diez ex alcaldes y cuatro ex tesoreros nacionales.

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