​Asedeca lamenta las fumigaciones en temporada de lluvias en la provincia de Sevilla

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Advierte los efectos para la biodiversidad y para las personas, y propone que los trabajos de retirada de hierba generen empleo en las poblaciones


Caminos rurales

La Asociación Sevillana en Defensa de los Caminos públicos (Asedeca) ha mostrado esta semana su sorpresa ante las labores de fumigación con herbicidas que las administraciones están llevando a cabo en municipios de la provincia de Sevilla en los aledaños y cunetas de carreteras, caminos públicos y vías pecuarias de tránsito animal. Advierten que esta práctica tiene efectos negativos, especialmente en periodo de lluvias, al multiplicar el alcance de la contaminación del territorio y del agua, y su impacto para el medio natural.

Colaboradores de esta asociación que aúna a deportistas, senderistas, ecologistas y apasionados de la naturaleza han subrayado que, aunque lo que se pretende es evitar el crecimiento de la hierba, lo que se consigue es contaminar el agua en esas cunetas que acaba en los cauces de los arroyos y en los ríos, o en la mayoría de los animales salvajes, ganado o domésticos que ingieran esta hierba o beban esas aguas contaminadas. Por ello reclaman a la Junta de Andalucía, a la Diputación de Sevilla y a los ayuntamientos que valoren alternativas a esta práctica.

Sin información previa

De otro lado, en ningún lugar se ha advertido, alertado o informado de que se están llevando a cabo labores de fumigación sobre estas cunetas: se hace evidente en la línea que deja la parte fumigada con respecto a la que sigue verde conforme al ciclo de la naturaleza. Además son muchas las personas que salen a caminar por estas vías y van haciéndose a su paso con espárragos, almorrazas (espinacas del campo) o diferentes especies comestibles que salen de manera natural en torno a sus cunetas.

Asedeca ha reprobado que no acuden estas autoridades fumigadoras a quitar basura y vertidos de neumáticos, escombros, muebles o plásticos a estas mismas cunetas a lo largo del año, y en ese sentido ha subrayado el papel de voluntarios que lo hacen de forma desinteresada, como es el caso del profesor QuiQue Bolsitas.

Desde este colectivo han recordado que, si entre los componentes de estos herbicidas está el glifosato, esta sustancia provoca enfermedades en el sistema nervioso a quiénes lo ingieren, y que tiene gran impacto en las abejas, un sector, el de la apicultura, relevante en la actividad económica de la Sierra Morena de Sevilla.


Empleo ante el reto demográfico

De igual modo, han incidido en la situación que vivió un cabrero de Alcolea del Río en 2020 como consecuencia de los efectos de esta mala práctica. La familia del cabrero Javier Zamora perdió decenas de animales (47) de su cabaña, envenenados por alimentarse de hierba recién fumigada sobre una vía pecuaria.

Este colectivo ha propuesto que la retirada de hierba pueden realizarse de otro modo, dando peonadas a operarios en los municipios, atendiendo a la necesidad de crear empleo y ocupación por parte de las administraciones, una política favorable ante el reto de la despoblación que sufren de forma significativa las poblaciones más alejadas a Sevilla capital, y sensible con el medio natural. Además, han recordado que los Ayuntamientos -con competencia en caminos públicos- tienen la obligación de recuperar de oficio el patrimonio caminero que atesoran, y mantener estos trazados íntegramente para vertebrar el territorio y generar nuevas oportunidades para el desarrollo armónico de las localidades ligados al uso y aprovechamiento de los caminos.

Mientras se desmantelan grandes extensiones de espacios naturales para poner macroplantas de fotovoltaica, vemos con desaliento que las propias autoridades contaminen la tierra y el agua, quizá pensando que todo ese mal no volverá de nuevo a las personas de una u otra forma.

En algunos casos las fumigaciones se han llevado a cabo en Castilblanco de los Arroyos, aunque situaciones similares se dan estos días en otros municipios de la provincia de Sevilla, por lo que la asociación caminera se ha preguntado cómo las autoridades dan el visto bueno a esta práctica en periodo de lluvias en Andalucía, sin tomar conciencia del impacto para la biodiversidad y para las personas al contaminar el territorio y las aguas en los aledaños de carreteras, caminos públicos o incluso vías pecuarias de tránsito animal.

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