Se torció la tarde muy pronto para el Sevilla

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Espaol sevilla

El partido frente Espanyol había adquirido mucha más importancia de la esperada para el Sevilla tras los pinchazos previos de Atlético de Madrid de Barcelona. Significaba la oportunidad de dar un golpe sobre la mesa y continuar soñando con pelear la liga y matener la pugna por estar en el podio de la Liga. Pero poco duró la ilusión sevillista en Cornellá pues a los 2 minutos, un fallo defensivo dejó a Piatti frente a Sergio Rico y cayó nada más sentir el contacto de Pareja. El árbitro decretó penalti y expulsión. Resultado 1 a 0 y 11 contra 10. Demasiado para los visitantes que, además, son menos fiables fuera de casa.

Más allá de discutir sobre la existencia o no del penalti y el excesivo castigo de la expulsión, es cierto que el Sevilla se siente más cómodo cuando juega con tres centrales que con cuatro. Y ayer se volvió a demostrar en ese fatídico minuto. Un pase a la espalda sirvió para que Piatti ganase por velocidad a los centrales, demasiado abiertos.Recompuso el equipo Sampaoli con la entreada de Lenglet por Ben Yedder pero todo estaba muy cuesta arriba ya.


No obstante, el Sevilla se sobrepuso al mazazo y apoyado en la calidad de Nasri, el oportunismo de Jovetic, que está sorprendiendo muy gratamente , y la fortaleza de N´zonzi, consiguió hilvanar alguna jugada de peligro y, especialmente, anular a un Espanyol crecido con Jurado, Reyes y Piatti como estiletes. Así llegó el empate en una jugada de toque que remachó el delantero fichado en enero a portería vacía. Luego insistió en el toque y la movilidad para meter miedo al conjunto local con un disparo en semifallo de Jovetic que se envenenó y obligo a Diego López a realizar un paradón. Eran momentos donde el partido parecía que se jugaba once contra once. No aprovechó su momento el equipo nervionense y en el tramo final de la primera parte el Espanyol se encontró de nuevo con el dominio y llegadas muy claras que, unas veces Rico, y otras la impericia de los delanteros locales, no llegaron a contar en el marcador. Pero en la última jugada de la primera parte, a balón parado, el Espanyol encontró su premio, muy gordo además porque el golpe fue psicológico.

El descanso sirvió para que de nuevo el Sevilla se recompusiera, aunque mucho menos efectivo que en el tramo central de la primera parte. El cansancio hacía mella y el Espanyol esperaba su oportunidad. El peligro en el área españolista era relativo, nada claro, mientras que cada salida de los locales olía a gol de la sentencia. Aguantó el conjunto nervionense como pudo, con cambios para fortalecer el medio del campo y buscar el balón parado con Iborra por Jovetic. Pero los locales cada vez confiaban más en la victoria y buscaban la sentencia. La tuvo en un doble palo tras vaseina de Reyes, autor del primer gol de penalti, y rechace posterior de Gerard Moreno, pero llegó a continuación tras un buen pase desde la derecha que el delantero ex del Villarreal remachó a gol de cabeza en plancha.

Hasta el final, más sufrimiento para un Sevilla abatido y cansado, que pudo encajar incluso algún gol más aunque el Espanyol no quería hacer más sangre. Toca resetear y pensar en el próximo partido en Nervión, un fortín inexpugnable que debe seguir siendo así para mantener la ilusión en una temporada en la que los grandes no están rindiendo a un nivel inalcanzable, pero aún así hay que ganar casi siempre. Esto es la élite.

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