Mismos pecados que contrarrestan las virtudes del Sevilla

El Sevilla FC empató a 2 ante uno de los gallitos de la premier League, el Everton, que cuenta en sus filas con jugadores de la talla de Rooney o el exmalaguista Sandro. Pero el sabor que dejó el partido para las huestes sevillistas fue agridulce ya que si bien hubo fases de buen juego, combinaciones y ocasiones, existieron problemas heredados del pasado, como son la falta de contundencia en la delantera y en la defensa, que le pueden pesar al conjunto sevillista, especialmente ante rivales de su talla y, por supuesto, superiores.

Puede que partidos así, jugando al intercambio de golpes, con un juego rápido y combinativo aunque un poco temerario, le de para ganarle a rivales de la zona media y baja de la tabla, especialmente en casa, pero si quiere hacerse fuerte en la Champions League, el Sevilla debe mejorar su prestación defensiva. Cierto que queda por encajar piezas claves como Kjaer, pero no es menos cierto que un sistema no se basa en un solo jugador. Y no puede ser que un equipo de su talla, por mucho amistoso que sea, le marquen al primer minuto de juego. Y eso que Berizzo movió el equipo tras el tropiezo frente al Southampton, con David Soria en portería y Ben Yedder como hombre más adelantado, dotando además de una supuesta mayor fortaleza al medio del campo juntado a Pizarro y Nzonzi formando pareja en el doble pivote con Banega con libertad de movimiento. Sin embargo, el experimento no fue del todo satisfactorio. Faltó cierta fluidez en esa zona de creación durante los primeros 45 minutos.

Tras el jarro de agua fría del gol inglés, un despiste colectivo de toda la defensa, el Everton dominó el partido sin pasar apuros hasta que Banega decidió bajar a ayudar a Pizarro y Nzonzi en la elaboración de la jugada. A los 10 minutos, Nzonzi probó suerte con un disparo alto desde la frontal.Empezó a espabilar el equipo sevillista con Correa percutiendo por la izquierda con velocidad hasta que en el 25, el lateral Baines tuvo que sacar bajo palos el remate raso de Ben Yedder tras una gran jugada del argentino. El delantero sevillista tuvo otra clara en un mano a mano que el meta inglés le aguantó perfectamente. Mientras la izquierda creaba peligro, la derecha, con Mercado y Montoya muy trabajadores, no fue nunca un estilete. La falta de concentración defensiva y el poco acierto ofensivo trababa a un Sevilla que se fue al descanso perdiendo.

En la reanudación Berizzo movió el banquillo con un triple cambio. Retiró del campo a Pizarro, Ben Yedder y Montoya, y dio entrada a Muriel, Nolito y Krohn-Dehli. Con el danés el centro del campo ganó en dinamismo y claridad, junto con la calidad de Nolito, más flojo anduvo el colombiano que pudo marcar pronto con un diparo que detuvo con agilidad Pickford, que le sacó otra a Correa. Pero el conjunto sevillista era otro, con movilidad, presión y ocasiones aunque el gol no llegara. Aunque finalmente lo hizo en internada de Correa que dejó el balón a placer para que Banega batiera por fin al meta inglés. Estaba el Sevilla desatado y tres minutos después Nolito, caracoleó sobre la cal del área y fue derribado por Barry dentro del ára. Penalti claro que de nuevo Banega se encargó de transformar.

Sin embargo, con la remontada concluida, los sevillistas bajaron el ritmo del partido y apostó por tener la pelota en vez de moverla con velocidad. Poco a poco, los ingleses apretaban sin encontrar espacios. Pero a diez del final, llegó el regalo del Sevilla con un penalti infantil de Pareja sobre Mirallas que se encargó de transformar el lanzamiento. Con 2-2, en el tramo final pudo ganar cualquiera. El Sevilla tuvo una ocasión clarísima con un balón al palo de Ganso tras un servicio de Krohn-Dehli y en el otro área David Soria se lució con dos grandes paradas, salvadoras para los suyos.

Tiene buena pinta este Sevilla que deberá seguir trabajando, incluso desde la secretaría técnica, para mejorar.