Los cirujanos duplican las intervenciones que efectúan con el robot Da Vinci en el Virgen del Rocío

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El avance más destacado del uso de la tecnología Da Vinci se haya producido en el campo de la cirugía general y digestiva.


Davinci virgen rocioLos cirujanos del Virgen del Rocío están duplicando las intervenciones asistidas con el robot Da Vinci que realizan, según los datos registrados en los dos últimos años, pasando de 143 a 256 cirugías anuales de las cuales 115 han sido urológicas, 76 de cirugía general y digestiva, 35 ginecológicas y 30 torácicas.

Este cambio se ha conseguido a través de la creación de un Comité de Robótica en el hospital donde los especialistas de estas áreas se reúnen para organizar y optimizar el uso que se le está dando. El programa de cirugía robótica se ha consolidado en este hospital sevillano, que cuenta con uno de los nueve robots de este tipo que existen en Andalucía, ha recordado este miércoles el centro hospitalario en una nota de prensa.

El equipo Da Vinci ofrece numerosas ventajas tanto al cirujano, que consigue un nivel máximo de precisión a través de una visión aumentada y tridimensional, así como un mayor confort durante la cirugía, ya que opera sentado en una consola. Pero también para el paciente, quien gana en seguridad al reducirse la posibilidad de que aparezcan complicaciones y en comodidad postoperatoria. Por otro lado, permite reducir la agresión de una cirugía convencional, pasando de una incisión de 10 a 20 centímetros a 4 o 5 orificios algo mayores de un centímetro.

A través de este menor daño al operar se minimizan los efectos secundarios de la propia intervención, lo que lleva a reducir el tiempo de convalecencia, la estancia hospitalaria y los costes asociados al ingreso, así como a minimizar los riesgos inherentes a una cirugía, disminuyendo el dolor postoperatorio y las secuelas estéticas o funcionales.

Además de las indicaciones clásicas, como la cirugía en el cáncer de próstata, en la que el equipo robótico ha resultado fundamental para acelerar el tiempo de recuperación de los resultados funcionales de la zona operada, como los posibles trastornos urinarios y sexuales, actualmente también se hacen nefrectomías parciales y cistectomías radicales.

También se usa para resolver patología ginecológica tumoral, fundamentalmente casos de cáncer de cuello uterino y cáncer de endometrio. En cáncer de cuello uterino, además de las histerectomías radicales con linfadenectomía (extirpación del útero, cuello uterino y ganglios linfáticos de la pelvis), han sido "especialmente singulares y pioneros" casos de abordajes muy complejos por técnicas robóticas puras, sin necesidad de usar la vía vaginal.

El avance más destacado del uso de la tecnología Da Vinci se haya producido en el campo de la cirugía general y digestiva. Desde su implantación destacan los resultados obtenidos en las intervenciones sobre el cáncer de recto (donde se puede resecar y reconstruir el colon, el recto, el ano y el tejido perirrectal), para conseguir mejores resultados funcionales, a través de menores trastornos urinarios, sexuales y defecatorios.

Ya se han iniciado intervenciones sobre la pared abdominal (hernias y eventraciones) y están en vías de iniciarse también cirugías sobre hígado, páncreas, esófago y estómago. Para estas últimas, el empleo del robot resulta una "enorme aportación", ya que se trata de intervenciones siempre muy agresivas, asociadas a un número destacado de complicaciones, algunas de ellas potencialmente graves y que, a partir de ahora, podrán prevenirse mejor mediante el uso de esta herramienta.

El robot Da Vinci cuenta con cuatro brazos quirúrgicos que reproducen fielmente y en tiempo real cada uno de los movimientos que ejecuta el cirujano desde una consola ubicada junto a la mesa en la que está el paciente. Los brazos robóticos permiten frente a la laparoscopia convencional, el acceso a localizaciones del abdomen especialmente complejos, como puede ser la pelvis, además de que consiguen una amplitud de movimientos de los instrumentos en el interior de las cavidades imposible de lograr de otro modo por cirugía mini-invasiva.

La visión tridimensional, frente a la bidimensional de la laparoscopia convencional, permite integrar imágenes de alta resolución, magnificándolas hasta 10 y 15 veces. Como garantía de seguridad, los movimientos se verifican 1.500 veces por segundo, corrigiendo cualquier desviación o temblor que pudiera tener el especialista, que requiere de una gran destreza y capacitación técnica.

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