Se trata de una iniciativa que bajo el lema 'El legado de Oliver' y emprendida por una pareja que perdió a su bebé, pretende ayudar a las familias en el proceso de despedida tras esta dolorosa pérdida y humanizar el duelo gestacional y neonatal.
Este tipo de cuna logra mantener el cuerpo del bebé durante unas horas para que los padres tengan el tiempo suficiente para poder despedirse de su hijo y afrontar así mejor el proceso de duelo.