Esto se produce tras unos años difíciles en los que en 2022 se sembró sólo un 30%, mientras que en 2023 no se pudo cultivar por resultar incompatible la dotación autorizada con el cultivo.
Esta siembra fue posible después de saber que la Comisión de Desembalse de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG) les otorgaba una dotación de dos tercios de la totalidad de agua máxima que pueden obtener, esto es 264 hectómetros cúbicos.
Esto supone unos 5.000 puestos de trabajo entre finales de mayo y principios de junio.
No poder sembrar nada o casi nada este año, tras sembrar un 30% en 2022 y un 50% en 2021, repercute en el ecosistema de las marismas de Doñana y, especialmente, en su población de aves y fauna de la zona.
La CHG se ha comprometido a cambiar la dotación si antes del 15 de mayo, fecha de comienzo de la siembra, cambia la situación pluviométrica.